martes, 29 de enero de 2019

RESTAURAR A SAN ANTONIO

Frontis del altar mayor: obsérvese la mitad ya restaurada. Después se actuará en la vidriera. 

RESTAURANDO LA PARROQUIA DE SAN ANTONIO.

A veces pienso que en todas las parroquias que me han correspondido ser párroco, he tenido que ejecutar obras en el templo y en el complejo parroquial. Yo que nunca he querido ser un cura “obrero”. Pero es natural, hay que hacerlo, como en nuestra casa propia, que siempre hay algo que envejece, se ensucia, se rompe o se estropea. Y para mí el templo parroquial es mi casa y la casa de mis feligreses. Por eso no puedo descuidarme ni inhibirme de meterme en el follón de hacer obras en él. 

Cuando estuve del párroco en los Angeles de El Cabanyal, yo no sé cuántas obras importantes tuve que emprender. Nada mas llegar a esta parroquia, hace ya cuatro años, tuve que afrontar una reparación de envergadura: cambiar la techumbre de la nave central de templo, pues las goteras lo inundaban.


Ahora he decidido restaurar las paredes del templo que desde los mas de cincuenta y cinco años de construcción, nunca se habían restaurado ni limpiado. Aunque es una obra no tan cara como la anterior, sí que hace mucha falta y en verdad ahora ya que han empezado, se nota enormemente en la actuación que se esta haciendo. Va a quedar el interior el templo casi como cuando se inauguró, limpio brillante, acogedor. Eso es precisamente lo que busco: que el templo de la Parroquia de San Antonio de Padua sea capaz de acoger a todos sus feligreses y hacerles sentir a gusto, cómodos y cómo en casa para vivir su fe, especialmente cuando celebramos los bautismos, la eucaristía...

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