jueves, 21 de octubre de 2010

¿Dónde está la casa de mi amigo? 2

Semblanzas de mis amigos: Isabel C.
Tengo a Isabel C. como una de mis mejores amigas. Es la esposa de mi amigo Jesús, y, a través de él, nos conocemos desde tiempos casi inmemoriales. Prácticamente desde que él comenzó a salir con ella.
A primera impresión, Isabel parece una mujer seria, no muy extrovertida. A la segunda, es amabilísima, agradable y muy fácil de entablar conversación con ella. Tiene muy buen humor y mejor memoria y sabe recordar cualquier charla que antes hayas tenido con ella.

Encuentro conyugal en Broto

Es Isabel una mujer muy paciente: espera siempre, como si fuera una nueva Penélope y a la vez no pierde el tiempo durante esa espera. Siempre está  haciendo cosas, y cuando para, se dedica a una de sus mejores aficiones: leer. Le gusta estar al día y lee de todo: buenos libros y mejores novelas, revistas de información y hasta de cotilleo. A mí, Isabel a veces me parece que en vez de Penélope, es como Sara, siempre al lado de la tienda de Abrahán, sobre todo cuando ella y su marido se van a Pirineos, a la montaña. Aquejada de una molestia en la rodilla que le impide esfuerzos físicos fuertes, ella se queda en la tienda por la mañana, mientras su esposo, poseído por la llamada de la montaña, asciende riscos inaccesibles. Después, a mediodía se encuentran y se abrazan y besan jubilosamente. Sus amigos disfrutamos de ese amor conyugal que se tienen.
¿Defectos o manías? No es correcto que un amigo los proclame a los cuatro vientos, pero diré que son los normales. Bueno, diré dos: Uno. Cuando coge la “charreta” ésta no la puede abandonar. Esto parace haberlo heredado de su madre. Dos. (Éste no sé si es un defecto o mejor, una habilidad): cuándo se enfada, nos pone a todos rectos.
Le gustan enormemente los pequeños detalles y encuentra en las tiendas de decoración siempre ese objeto imposible que es la vez útil, gracioso o decorativo: su casa está llena de ellos. Y así, además de saber abrir a sus amigos su casa, ésta siempre aparece llena de decoraciones sorprendentes y exquisitas. Le gusta el cava a rabiar pero siempre lo bebe con gran moderación y cuando algo se estropea o tuerce ella encuentra remedio y solución.
¿Lo mejor de mi amiga Isabel? Siempre puedes acudir a ella para hablar, porque siempre escucha. Y es una pena, que pese  todos sus dotes personales esté infrautiizada en el lugar de trabajo que ocupa: es maestra en el colegio de su pueblo.

Isabel y Jesús en Lizara, esperando la comida

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