jueves, 23 de diciembre de 2010

El ojo del icono

No sé si hace falta ser ruso, o pertenecer a la religión ortodoxa o al menos ser un experto en arte para captar totalmente su belleza, pero la visión de los iconos religiosos rusos a mí siempre me arrebata. He estado esta tarde contemplando la exposición “La Santa Rusia” de iconos antiguos procedentes del Museo Rubliev de Moscú, que ofrece la Obra Social Bancaixa en su edificio de la Glorieta de Valencia.
Una maravilla, aunque a mi algunos  aspectos se me escapen. Para la mentalidad ortodoxa el icono permite la contemplación casi  directa de la divinidad. Los artistas que pintaban los iconos –el gran Andrei Rubliev por ejemplo- hacían voto de silencio, se retiraban del mundo durante un buen tiempo, oraban con insistencia, ayunaban antes de  comenzar a pintar un icono pues tenía que dejar que la mano de Dios guiara sus pinceles.
A mí me impresiona mucho sus hieratismo, la simetria de los rasgos del rostro, la delicada policromía de los vestidos, la rara geología de sus paisajes, las descoyuntadas poses de sus figuras, el gesto tierno y mimoso  del niño Jesús con el rostro de la Virgen Madre: me parece que desde sus ojos almendrados que me llaman al recogimiento, a la inflexión de la mirada dirigida hacia el interior, a degustar la eternidad. Los ortodoxos veneran los iconos como revelaciones de la divinidad, como si fueran otro modo de hablar Dios. ”En las santas imágenes vemos como un reflejo de la corte celestial y damos gritos de júbilo”
La muestra de iconos “La Santa Rusia” va a estar expuesta hasta el 9 de enero. Aunque no la entendáis del todo, yo os la recomiendo muy vivamente. A lo mejor os sentís transportados como me ha ocurrido a mí.

1 comentario:

  1. Yo fui a verla, en 10 minutos los vi todos.

    voy a hacer como rublez, voto de silencio.

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