martes, 15 de mayo de 2018

EL MUSEO DE LA CATEDRAL DE VALENCIA

En el subsuelo, Roma, Islam y Cristianismo se confunden.

A las doce del mediodía los alrededores e interior de la catedral de Valencia parecen una romería. Multitudes de visitantes y turistas con su bullicio natural llenan todos los rincones. Dentro del templo más importante de Valencia, La catedral, en un silencio relativo, los turistas armados con sus dispositivos de audición visitan todos los rincones de este ámbito sagrado. 

Ayer mismo estuve yo, con un grupo de compañeros del curso y guiados por un canónigo más que experto, visitando su museo. Quizás hacía más de treinta años largos que yo no lo había visitado.

¡Menudo cambiazo! El museo es prácticamente otro, ocupa muchísimo más espacio y además este muchísimo más ampliado Y casi, que es lo que más me ha asombrado, el continente es más hermoso que el contenido. Excavaciones y restauraciones han convertido el museo en un el libro de piedra abierto donde s e puede leer  la historia no sólo de la catedral sino de la misma ciudad de Valencia. 

Comenzamos con el privilegio de estar dentro del “Reconditori”, una especie de cámara fuerte y secreta con una pinturas góticas preciosas que, entre la girola y la sacristía, guardaban lo que consideraban como más  valioso en aquel tiempo: las reliquias de la Cruz de Cristo. Luego pasamos al subsuelo del museo, entre la puerta románica y la capilla del Santo Cáliz. Después de las otras dependencias con esculturas, pinturas, piezas de orfebrería preciosas. Lo que más me gustó fue una bella y esbelta columna poliédrica que parece ser precedente las que hay en la Lonja y que está el medio de la sala central.


Salí pensando que cuando voy en plan turista al extranjero visito estos museos y aquí que tengo al lado de casa, parezco ignorarlos.

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