lunes, 28 de mayo de 2018

UNA CIERTA Y GRANDE VERGÜENZA


No sé si esta expresión de una cierta vergüenza ajena que utilizo es suficiente para indicar mi rabia, mi estupor, mi furibundo enfado por estas cosas que están pasando con tan abrumante  frecuencia en este mío (y vuestro) país. ¿Cómo tener ilusión y esperanza en aquellos que nos las tiene que contagiar, que son los que llamamos nuestros líderes. Esos  a los que se se les llena la boca de promesas, de reformas, y que se escudan en la garantía y seguridad de que han sido elegidos para que nos representen? 

Tendré que  pensar que es sólo cuestión de ciertos políticos, que aún quedan líderes públicos llenos de honradez y buenas intenciones? Ni quiero ni puedo aceptar que esa podredumbre hipócrita se dé también en el resto de esta nación que todos tanto queremos.


El PNV que nos regala las pensiones a cambio de unas suculentas ventajas para el País Vasco (¿más aún?), las descubiertas desvergüenzas del PP con la sentencia de Gürtel, Zaplana y los Cotinos en chirona, el chaletito de la pareja alternativa y anticapitalista de los líderes de Podemos, las ambiciones presidenciales de PSOE, el tactismo y oportunismo de Ciudadanos… todos parecen competir y compartir los asuntos más vergonzosos. ¡Que bochorno, papi!

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