martes, 29 de octubre de 2019

LOS MUERTOS

    
  ¿A dónde van los seres queridos después de la muerte? Sabemos con dolor que sus cuerpos tan amados se disuelven en los minerales de la tierra. Pero, ¿qué ocurre con lo que íntimamente fueron ellos? ¿Sólo quedan pintados sus nombres en el lienzo de la mente? ¿Se alojan en las entretelas del corazón? ¿Quedan tal vez borrados para siempre en el oscuro pozo del olvido? Los muertos no existen, no son muertos, pues que viven. (Los zombis, "Halloween", son una fantasía tonta, a veces una broma de mal gusto).
    ¿Qué es vivir entonces, qué es morir. Las evidencias parecen obligarnos a mirar hacia el suelo, pero la tozudez del espíritu nos impele a mirar hacia el cielo. Como una pequeñísima luz o como un potente faro surge la esperanza.
Pero ésta no es una evidencia. Si lo fuera no sería esperanza. ¿Dónde encontrar agarre para sostenerla, dónde, fuerza para alimentarla?
      Y los muertos viven en Dios, que es lo Otro, el gran Misterio dónde hallan ellos la plenitud del ser que aquí en la tierra buscaron. Viven en la tierra misteriosa de la otra orilla donde Dios habita. 
       ¡Por la la fe en Jesus de Nazaret, que resucitó para siempre, la esperanza de la vIda posterior se hace posible, se alimenta y se robustece!

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