miércoles, 29 de diciembre de 2021

BECKET O EL HONOR DE DIOS

 


Hoy día 29 de diciembre es para mí un día especial por cuanto se celebra el martirio de Santo Tomás Becket, uno de mis santos favoritos y un verdadero gigante de la Iglesia, a la que defendió de las injerencias del poder civil sobre ella. Beckett nació en 1118 en Londres y murió asesinado en la catedral de Canterbury por cuatro esbirros del rey Enrique II, cuando aquel rezaba las vísperas.

En su juventud había sido muy amigo del príncipe que sería después Enrique II. Con el participó en juergas y francachelas. Pero cuando fue nombrado arzobispo de Canterbury, se convirtió en otro hombre, sumamente creyente y piadoso y optó por defender a la Iglesia del poder absoluto que quería poseer el rey. 

Después de su asesinato fue casi de inmediato declarado santo y mártir y todo el pueblo en Inglaterra iba a venerar su sepulcro. También el rey homicida tuvo que llegarse hasta allí para hacer penitencia y pedir perdón por aquel asesinato. A mi me recuerda a dos otros grandes testigos de la fe enfrentándose al poder civil: en el siglo XVI, santo Tomás Moro, canciller de Enrique VIII, rey de Inglaterra que lo mandó decapitar y ahora en el siglo XX, monseñor Romero y el presidente del gobierno de El Salvador. Como Becket, también San Óscar Arnulfo Romero murió asesinado al pie del altar.


La admiración por Tomás Becket ha tenido repercusiones culturales y literarias importantes. En los “Cuentos de Canterbury” los peregrinos se dirigen a la catedral para ver y venerar el relicario del santo. Y más modernamente el gran poeta T.S. Eliot escribió un drama teatral titulado “Asesinato en la catedral” que yo he tenido la suerte de contemplar representado y, más tarde, Jean Anohuil escribió también para el teatro “Becket o el honor de Dios” que fue adaptada al cine con el título de “Becket” en 1964 con la maravillosa interpretación de Richard Burton en el papel del arzobispo y Peter O’Toole en el de su antagonista, el rey. También aparece el tema del asesinato de este Arzobispo en la famosa novela de Ken Follett, “Los Pilares de la Tierra”.

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