lunes, 1 de noviembre de 2010

No se trata sólo de llevar flores 2

Como prometí en anterior entrada, os recomiendo unas películas que giran alrededor de lo que estos días se vive, que es recordar a nuestros seres queridos fallecidos. Son muy buenas películas, para aquellos que exigen del cine algo más que  un mero entretenimiento: un motivo para reflexionar y despertar nuestras mejores emociones.
Ponette (1996 ) de Jacques Doillon.
Una niña ante la muerte de su madre

Es un film de una gran sensibilidad que plantea –documentada psicológicamente- el proceso que experimenta  una niña de escasos años, que acaba de perder a su madre en un accidente de coche y del que a ella le queda la secuela de un brazo escayolado, para acabar aceptando la ausencia de ésta. La niña no interpreta, prácticamente, es ella misma, y se hace preguntas verdaderamente fundamentales, como un adulto quizá no sabría plantearlas. Dios, el amor, la muerte, la religión, el papel del padre, la resurrección de los muertos, y la de Jesús, los adultos y sus contradicciones: todo pasa a través del filtro de la mirada de esta niña. La película es un prodigio y puede hacer mucho bien al que la vea.


Despedidas (Okuribito, Japón. 2009)
Una insólita y trascedente mirada a la muerte.

Daigo Kobayashi, un joven músico violonchelista de una orquesta que se acaba de disolver. Se queda sin trabajo y le es muy dificultoso volver a encontrar uno nuevo. Acaba vagando por las calles buscándolo y sin demasiada esperanza. Por ello, decide regresar a su ciudad natal en compañía de su esposa. Allí consigue un trabajo como empleado de una funeraria que utiliza un ritual religioso propio de Japón de prepara los cadáveres: limpia los cuerpos, los coloca en su ataúd y los envía al otro mundo de la mejor forma posible. Aunque su esposa y sus vecinos contemplan con desagrado este puesto, Daigo descubrirá en este ritual de muerte la chispa vital que le faltaba a su propia vida. Su labor se va a convertir en algo tan gratificante como tocar el violonchelo.
“Despedidas” tiene por título original que “Okuribito” que viene a significar algo más que despedidas. En francés sería “Departures”, (como en los aeropuertos) que además de ser lugar de despedidas es lugar desde el que se comienza un nuevo camino, arranque de dirección para una vuelo. Eso es lo que al principio el protagonista no llega a entender, cuando descubre en qué trabajo se ha metido, que le da aprehensión y reparo ante la sociedad y que después descubre como un oficio inmensamente humano y trascendente.

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