viernes, 3 de septiembre de 2010

Bendito el fruto de tu vientre.

Sobre la película "El refugio".

El refugio de François Ozon es una película francesa que acaba de estrenarse. No es película de entretenimiento, sino que plantea al espectador serios temas de reflexión; no lo es tampoco de diversión, pues la crudeza de algunas de sus secuencias no lo permite. Junto algunos errores graves en la estructura y en el perfil de los personajes, que tampoco se disimulan por una interpretación mediocre, la película me interesa por algunos grandes aciertos como es el de plantear casi sin proponérselo un aspecto que la ennoblece: el respeto sagrado a la vida, la sospecha de que, aunque a ésta a veces la violentemos, la usurpemos, la degrademos, hay algo que se nos escapa, que nos obliga a pensar que no somos nosotros sus dueños, que nos obliga a sentir una actitud casi religiosa ante ese aspecto gratuito, intocable, tabú que es la vida. Tal es lo que se deduce de la “defensa” del bebé que en su seno porta la madre protagonista del filme. El niño que va a nacer es el refugio de lo que ella sólo posee, su propia identidad a la que ella, pusilánime y acobardada ante el comprometido misterio, no quiere acceder. Lo que porta en su vientre no es ella, es otro ser… que merece el respeto pr eso por ser otro. Pero ella carece de esa capacidad de respuesta ante ese don: el dolor, el sufrimiento, el compromiso es algo de lo que quiere huir. Ese es el sentido de esa escena, algo forzada, que se desarrolla en la playa con la otra mujer (Marie Riviere: ¿un homenaje a El rayo verde?) que la felicita por su embarazo.



Falla en la película la profundización de las causas de motivación y reacciones de los personajes y en eso se  advierte que el filme es una obra de tesis en la que se quiere reivindicar el derecho de los homosexuales a la adopción. Por eso ese final tan ilógico y tan complaciente. Ozon es también homosexual y su discurso sobre el tema no puede ser más acomodaticio. Pero sin embargo, pese a la crudeza de algunas escenas (sobre todo al inicio), El refugio es una más de esas películas que desde un bando muy ajeno a los planteamientos tradicionales cristianos defienden algo, sencillo y sublime a la vez, como es la vida. Por cierto esta película se parece mucho a otra estrenada este verano que recomiendo vivamente: El silencio de Lorna, de los belgas Jean-Pierre y Luc Dardenne. También allí hay una pareja desarraigada y una madre que defiende la vida que porta en sus entrañas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario