lunes, 20 de septiembre de 2010

Una monja visionaria

He ido a ver “Vision”, de Margareth von Trotta. Es un filme sobre la monja visionaria Hildegard von Bingen que vivió allá en el Medioevo. (Benedicto XVI, le ha dedicado uno de sus últimos escritos). No es cine comercial, pero sí que es de gran interés. Subrayando sobre todo los aspectos progresistas y feministas de la monja alemana, Margarett von Trotta hace un retrato de Hildegard y de su época bastante respetuoso y veraz. En Visión Margarth Von Trotta, sus directora, ha acentuado especialmente un asunto que a ella le preocupa y que ha hecho presente en toda su filmografía siempre muy interesante: la condición de la mujer y su lucha por igualarse al hombre e incluso por superarlo. Rodeada por el sofocante poder del varón, abrió puertas y ventanas al espíritu femenino  en la Iglesia (como haría Catalina de Siena, Teresa de Jesús). Pero no se conformó con este empeño profemenino, sino que supo analizar las crisis económicas de su tiempo y denunciar sus causas, poniéndose al lado de los pobres. También sufrió tremendas oposiciones que ella vencía con la oración y fe y también con su sana terquedad.
Llama poderosamente la atención el humanismo (religioso) integral que ella  poseía (arquitectura y botánica, cocina y poesía, música y literatura, misticismo y teología… nada se le escapaba); hizo falso aquellos de que “el que mucho abarca poco aprieta”). Aunque el ritmo el algo lento (es una película europea, y además alemana), se le advierte el escaso presupuesto, y el guión no se construye con ambición, se ve con agrado.

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