jueves, 17 de marzo de 2011

Gadafi, Obama y los demás

A Gadafi le ha venido de maravillas el desastre de Japón. Yo creo que pensará que ha sido la  providencia de Alá la que ha enviado el terremoto, el sutnami y la hecatombe nuclear para tener las manos libres y masacrar a sus súbditos.   Europa se ha despreocupado de los asesinatos en masa que ha cometido y que ha jurado cometer si, como parece, está venciendo a los rebeldes que se levantaron contra su tiranía.

Los europeos han girado oportunamente  su mirada hacia otro lado,  hacia Japón, porque puede provocar una debacle en la economía y las importaciones de electrónica se pueden frenar o encarecer. Eso es más importante que la existencia vecina de un payaso criminal.

Los americanos con Obama –premio Nobel de la Paz-al frente  ya no les preocupa el río de sangre con que el asesino Gadafi está ahogando a su propio pueblo porque anda n oteando el horizonte del Pacífico por si les llega la nube radiactiva nipona hasta su nación.

A Obama le dieron el premio Nobel “por sus esfuerzos por la paz y la integración” y según pasa tiempo la urgencia y necesidad de su devolución es cada vez más necesaria.

Más que nunca, ahora hay que recordar a Jesús, al que no le frenaba el "respeto" sagrado a la autoridad constituida cuando se refería a Herodes como un"zorro" o se enfrentaba  la autoridad indicutible de los fariseos y escribas, legítimos sucesores de Moises -su "iglesia"-, ni se creía las promesas y buenas inteciones benéficas de los poderosos "que se hacen llamar bienhechores (Lc 22,26) pero mandan como tiranos y hacen sentir su poder" (Mc 10, 42).

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