miércoles, 19 de septiembre de 2012

Kim Phuc



Kim Phuc fue aquella niña de desdichada celebridad que salió en aquella foto desgarradora que denunciaba los horrores del uso del napalm en la guerra Vietnam allá en los años setenta.    Ahora ya adulta, ella preside una ONG –The Kind Foundation- que protege a los  niños víctimas de la guerra.   

A Madrid ha venido para recoger un premio “Save the children”. Hoy en la contraportada de “El País” se le hace una  especie de entrevista. A mí me han  gustado y emocionado mucho sus declaraciones sobre la fe que encontró leyendo el Evangelio:
“Yo vivía sufriendo. Odiaba mi vida, odiaba a la gente normal, odiaba a los que me habían hecho daño, las cicatrices. Leer las palabras de Jesús me cambió. No soy una persona religiosa, pero tengo una relación muy íntima con Dios. Rezo mucho. Cuando me duelen las heridas, rezo. Y cuanto más lo hago, más paz encuentro. Me ha ayudado a amar y a perdonar. Mi misión es ayudar a otros en mi situación a perdonar, a ser más fuertes por fuera y por dentro”.

También ha hecho preguntarme  porque muchos occidentales, muchos cristianos, no somos  capaces de descubrir ese tesoro en el evangelio como esta mujer lo ha hecho: ¿Somos nosotros que, rutinizados, nos saben a muy poco las palabras siempre reconfortantes de Jesús? O ¿es la Iglesia (y no hablo sólo de la católica) la que ya no sabe exponer el Evangelio de Jesucristo a tanta gente tan necesitada de paz, belleza, bien, verdad (Dios) en este mundo de hoy?

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