domingo, 2 de septiembre de 2012

Lavarse las manos (a propósito del Evangelio)



El gesto de lavarse las manos puede ser un gesto signo de hipocresía, desde que aquel procurador romano se las lavó para exonerarse de la culpa de mandar a la muerte a un inocente. Hoy en el evangelio también  se habla de eso, de lavarse las manos y se hace con gran insistencia recordando el rito de purificación de los judíos.

De nuevo Jesús relativiza los gestos religiosos en defensa de la sencillez y de la autenticidad del corazón (donde reside la verdadera religión).

Nuestra Iglesia cristiana puede bloquearse con la absolutización de la ritualidad, con la obsesión de la prácticas religiosas, con el cumplimento estricto y sin alma de los preceptos religiosos y olvidarse de que lo que verdaderamente justifica es la gracia de Dios, su misericordia, su brazo prodigioso que e s capaz de levantarte del fango y purificar tu corazón humano.

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