Aqui estamos, despidiéndonos de Roma, desde le Janíccolo |
Habréis observado, amigos, que me he dado un pequeño descanso en el blog, al tiempo que vosotros habéis descasado de mí y yo he descansado del trajín diario, pasando unos días de estancia en Italia.
Éramos tres amigos muy bien avenidos, con gran sentido del humor y capaces de reírnos hasta de nuestra propia sombra: actitud ésta muy sana e higiénica porque así nunca se acercan a fastidiarnos nuestros cotidianos demonios domésticos y familiares
No os hablaré del frío polar que hacía, incluso después de la gran nevada que cayó sobre Roma: quedaban aún en tejados y calles mucha nieve acumulada que no podía derretirse debido a las bajas temperaturas. Pero con la ayuda de abrigo, bufanda y gorra he logrado ver un montón de cosas de las muchísimas que hay que visitar en la Ciudad Eterna. Ya os iré contando.
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