martes, 28 de febrero de 2012

En el cielo y en el subsuelo del Vaticano (la cúpula y los "scavi")



Entre las cosas curiosas e interesantes que he podido hacer esta semana pasada que he estado cinco días en Roma, está mi visita a lo más alto de la basílica de San Pedro de el Vaticano y al día siguiente, a lo más profundo de ésta: las excavaciones arqueológicas donde se ha descubierto la tumba del Apóstol Pedro.

La visita a la Cúpula de San Pedro tenía la dificultad de los tropecientos escalones que había que ascender hasta llegar al pie de la linterna. Una escalera en espiral cada vez más empinada y estrecha me llevó a contemplar, entre un mogollón de turistas, la magnífica vista que desde allí se ve de Roma, especialmente de la plaza de San Pedro y la columnata de Bernini. Al fondo, el Castillo de Sant Ángelo.

Pero lo que me llenó de estupor y de emoción  y fervor religioso es la visita que hice al día siguiente a los “scavi”, excavaciones bajo las criptas de la Basílica de San Pedro, comenzadas en tiempo de Pio XII y acabadas por Pablo VI, que anunció oficialmente haber hallado la tumba del primer papa y pescador. La visita es muy restringida (hay que pedirla con meses de adelanto y éramos ocho personas). Conducidos  por la guía, con toda clase de mecanismos de seguridad, contemplamos en la misma base del centro del templo, las excavaciones de un cementerio romano del siglo primero al lado mismo del circo de Nerón y un cementerio común donde aparecieron lo que muy posiblemente son los huesos de San Pedro. Todo avalado por los informes de los mejores arqueólogos y científicos. Fue emocionante rezar (como lo hicimos) el Credo de nuestra fe que nos transmitió Pedro contemplando unos restos óseos expuestos en un sencillo estuche de metalicrato.

Otra vez me surgió en la mente una imagen simbólica de lo que le ha pasado a nuestra Iglesia. Arriba, en lo más alto de la cúpula, se contemplaba todo el poder economico, politico, artístico que los  papas hicieron posible  que contrataran a Miguel Ángel y a Bernini. Abajo, en el subsuelo abierto por los “scavi”, la pobreza, la sencillez, la desnudez de los huesos desenterrados de un humilde pescador de una Iglesia que andaba en el tiempo muy cerca de Cristo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario