En el evangelio de este domingo pasado (un evangelio que por cierto a mí no me parece que esté en mucha consonancia con la lectura de Job, pues hay otros pasajes evangélicos donde la enfermedad -y el poder de Jesús sobre ella es más patente-) aparece descrito un día en la vida de Jesús: oración, oración, oración + ponerse al lado de los necesitados: la suegra de San Pedro -¡o sea, el primer Papa, casado (¿y único?)- y otros enfermos- + caminar de pueblo a aldea anunciando su mensaje: ”¡Dios es el Padre de todos y somos todos hermanos!” + cena (si la había) + oración, oración, oración.
Una agenda completa y ya sabemos dónde está el secreto de la energía de Jesús…
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