miércoles, 20 de abril de 2011

En el creer y amar, todo es empezar

“No es necesaria la fe en Dios, basta la fe en las cosas creadas, que permite moverse entre los objetos persuadido de su existencia, convencido de la irrefutable realidad de la silla, del paraguas, del cigarrillo, de la amistad. Quien duda de sí mismo está perdido, al igual que quien, temiendo no conseguir hacer el amor, no lo consigue. Se es feliz junto a las personas que nos hacen sentir la indudable presencia del mundo, así como un cuerpo amado proporciona la certidumbre de esos hombros, de ese seno, de esa curva de las caderas y de su onda que sostiene como un mar. Y quien no tiene fe puede comportarse como si creyera; la fe vendrá después.”
Esto lo leí anoche, en un libro de Isaac B. Singer, Amor y exilio: Memorias”, su autobiografía, llena de pasión por la vida y desesperación por las tradiciones que se pierden.

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