Corpus en Toledo 2011 |
El Corpus
Christi no es sólo presencia, es acción.
Nos cae
lejos hoy día le sentido sacrificial que en la Iglesia damos a al eucaristía.
Hoy parece un arcano que se maten animales para aplacar a Dios o para hacerlo
más cercano. La primera y segunda lectora de la misa de Corpus y también el evangelio
insisten en esto: el sentido sacrificial: el cuerpo que se entrega, la sangre
que se derrama… holocaustos, reparación, sangre, muerte, aplacar a Dios, resarcir
a Dios… responde a una mentalidad que no es la del siglo XXI. Este es, pues un
problema de comunicación y lenguaje si queremos acercar la Eucaristía a las
personas de hoy.
Otro aspecto
del Corpus verdaderamente interesantes, dada la reevaluación de la oración comunitaria
y personal es el de la presencia de Cristo en la eucaristía. Lástima que alguno
entiendan esa presencia de Cristo en el pan y el vino como algo real confundiendo
realidad con materialidad. La presencia de Cristo en las especies eucarísticas
es una presencia mística, espiritual y
por tanto tan real como el feldespato y la mica que forman una piedra.
El Corpus et
Sanguis Christi puede tener hoy quizá un sentido más especial: como entrega,
como signo de fraternidad y solidaridad. La eucaristía, tal como la “inventó” Jesús,
es como una primitiva ONG, origen y raíz de todas las demás. Te envía desde la
mesa eucarística a aun misión de solidaridad y fraternidad. Jesús, cundo acabó
de cenar, no se quedo de sobremesa saboreando un café o bebiendo un gin-tonic; salió
hacia el huerto de los Olivos, a cumplir una misión y … ¡que ardua y difícil!
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