martes, 5 de junio de 2012

¡Pasen y vean, es todo un espectáculo!



El domingo pasado, por motivos muy particulares, estuve en una Primera Comunión fuera de mi parroquia. Me fijé grandemente en cómo se desarrolló la ceremonia: farragosa, larga, kistch, infantiloide, descafeinada. Igualito, igualito que yo hago también en los Ángeles...

 Pues sí, no estoy a gusto con el modo cómo celebramos en muchas parroquias las Misas de Primera Comunión. Montamos un teatrillo de gestos solemnes, donde los niños siguen interpretando sus marciales papeles de  a almirantes y y las niñas sueñan con ser princesas. Portan flores en las manos que entregan tiernamente a sus mamás, hacen  reverencias aquí y allá,  se mueven con  movimientos simétricos en plan ballet “Lago de los cisnes”… en algunas ceremonias a los niños les falta el fusil para desfilar aun más rotundamente.

Cantos blandos e infantilizados en exceso… Todo un montaje teatral que está lejos del espíritu de la verdadera liturgia. ¡Pasen y vean, es todo un espectáculo!

La eucaristía a y la comunión quedan eclipsadas y trasformadas en una ceremonia blanca en donde los niños tiene que estar pendientes de un guión para la ejecución de  la puesta en escena y seguirán sin enterarse qué es y a qué compromete acercarse al altar para recibir la comunión.

Si revisamos constantemente y somos críticos con padres, que se empeñan en vestir a los niños con toda suerte de trajes curiosos y lujosos  también las parroquias debería contrarrestar esa tendencia ampulosa buscando una realización del entrañable acto de la Primera comunión, en la sencillez y la eficacia real del Sacramento de la entrega y la solidaridad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario