Uno de los premios de una película que ya lleva tiempo estrenada y
pasó desapercibida, y meses después (aquí, un año) es "recordada" debido a su nominación a
algún galardón o en un festiva,l es que, si pasó sin pena ni gloria cuando se
exhibió, por primera vez, ahora le llega momento de su segunda oportunidad. Esto es lo
que es lo que ha ocurrido con la película "Loreak". Esta fue presentada
en el festival de San Sebastián, apreciada por la crítica pero sin ningún
premio relevante y posteriormente
estrenada casi de tapadillo en los cines españoles
en octubre del año pasado. A raíz de su nominación para optar a la mejor
película de habla extranjera en el evento de la adjudicación de los Oscars del
próximo año, ha vuelto estrenarse.
En este momento
la película se puede ver en los cines céntricos de nuestra ciudad.
Porque vale la pena verdaderamente haber podido rescatar este filme,
el primero rodado con el idioma original del euskera, aunque para el público en
general en Euskadi se exhibió con subtítulos en castellano y en el resto de
España, doblada al idioma común. Así pues esta película firmada por los
cineastas vascos Goneaga y Garaño,
es una muestra de la buena salud que el
cine de Euskadi en este momento tiene .Un cine que a diferencia de la
producción cinematográfica española delirantemente evasiva, mira hacia la vida
y sus circunstancias con profundidad e interés. Es decir, el cine que a muchos
buenos espectadores puede interesar.
Loreak narra la historia de Ane cuya vida da un giro
cuando semanalmente comienza a recibir de forma anónima un ramo de flores en su
casa. Por su parte las vidas de Lourdes y Tere también se ven afectadas por
unas misteriosas flores. Un desconocido deposita cada semana un ramo en memoria
de alguien que fue importante en sus vidas. Esta es la historia de tres
mujeres, tres vidas alteradas por la mera presencia de unas flores. Flores que
harán brotar en ellas sentimientos que parecían olvidados… Pero al fin y al
cabo, no son más que flores.
“Loreak” es toda un prodigio de sencillez y sensibilidad. Es una
película poblada por seres que no son de celuloide, sino personas de carne y
hueso, que viven la vida de un modo anónimo y silencioso pero sobrecargadas de
una gran humanidad. En este sentido muchos de nosotros nos podemos sentir
totalmente identificados en ellos.
La
película está realizada con una gran sencillez y con un gran cuidado de los
pequeños detalles, que te hacen entrar lentamente en un relato lleno de
suspense que recuerda en algunos momentos a la película “Vértigo” y que resalta además la fuerza de los lazos familiares.
Tiene metáforas muy logradas como son el empeño de la vida simbolizado en el cuidado de las flores o en el pendiente
perdido, hallado y guardado, en el cadáver depositado en la morgue para
prácticas de los estudiantes de medicina. Sus personajes parecen personas
al límite de la soledad, en una sociedad
también que inmersa en una atmosfera de aislamiento y pesadumbre.
Pero a la vez “Loreak”, es
también una metáfora y símbolo de la sociedad vasca, que quizá guarde en
silencio lo mucho que ha sufrido, que desea restañar las heridas producidas por
esas situaciones de enfrentamiento y aislamiento que ha estado padeciendo. Esos
ramos de flores que aparecen en la película son el signo de una querencia y al
mismo tiempo de un olvido, de un afecto y un desamor, de unas vidas abocadas a la separación y a la muerte. El filme es todo un grito y un clamor
por restaurar
lo que está roto, de acercar lo que anda distanciado.
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