Sobre el salmo 136

Ha sido el salmo responsorial de este domingo cuarto de cuaresma y es uno de los más bellos, liricos y también crueles poemas de la Biblia. Qué modo más estremecedor y melancólico de expresar la nostalgia y el dolor por la tierra lejana de la que están desterrados, “¿Cómo cantar al Señor un cántico en tierra extranjera?”. A mí me recuerda aquello que escribiera el filósofo  Theodor Adorno, "después de Auschwitz no será posible la poesía".

No me gusta la traducción tan literal que se hace de los versos que dicen “Que se me pegue la lengua al paladar” que suena  a expresión muy judía igual que el siguiente : “Que se me seque la mano derecha” . Yo hubiera dicho: “que me quede mudo, que me quede lisiado”. Pero doctores tiene la Iglesia.

Y decía que es un salmo de una crueldad terrible, fruto de una situación de sensibilidad moral  muy poco avanzada porque al final del salmo (se ha omitido en el texto leído porque es demasiado fuerte, se invoca una terrible venganza: tirar a los niños contra las piedras. La revelación del mensaje de Jesús, siglos después, no sé si han arreglado eso.

Os invito a leerlo completo.