sábado, 3 de marzo de 2012

Las reuniones de la Semana Santa.



Hablo con mucha frecuencia con muchos hermanos mayores de la Semana Santa Marinera. Son muchos de ellos el alma y el cuerpo de sus Hermandades. Tanto, que tienen que hacerlo todo: Acudir por ejemplo a tropecientas reuniones: ¡aquí no se cambia la tuerca de un anda sin convocar asamblea! A veces salen a una diaria (lo peor, es que son nocturnas). Así, muchos miembros de las juntas desertan… ¡y es el Hermano Mayor el que siempre tiene que acudir!

Y algo más que reuniones: permisos municipales, seguros, contratos con las bandas, cuestiones económicas, bancos, abastecimiento de enseres,  hablar con el cura,… ¡todo lo tiene que hacer el Hermano Mayor! Así, algunos se sinceran conmigo y me dicen que llegan a las celebraciones tan saturados, que ya no tiene ni ganas de disfrutar de esta fiesta.

Aunque, como me ponderan ellos, en calidad, la Semana Santa Marinera ha ganado mucho, en cantidad, se ha diversificado y dispersado más y los Hermanos Mayores, últimos y a veces únicos responsables pueden llegar al infarto.

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