sábado, 31 de marzo de 2012

Un susto en la procesión de la Dolorosa.


La primera procesión parroquial de esta Semana Santa que empieza fue, como decía anteriormente, cuando menos más emocionante y estresante que una película de catástrofes sobre todo al principio pero fue después además de fervorosa, multitudinaria, y participada.

Nos dio un gran susto cuando aún no había salido de templo: hubo un riesgo muy grande de que el bellísimo manto de la Dolorosa se nos incendiara (arde como una pavesa, pues es de terciopelo) debido a que todo un candelabro de numerosas velas encendidas cayó sobre él cuando con un brío increíble los esforzados  costaleros levantaron por primera vez el paso para iniciar el recorrido hasta la puerta que da salida del templo a la plaza, donde una muchedumbre esperaba. Por segundos, se llegó a tiempo y quedó en susto y en preocupación de que aparecieran más imponderables percances.

Los rostros con el color demudado, la boca seca, los pies fijos. ¡Si así empezaba...! Pero no: fue un recorrido procesional estupendo, donde todo el mundo, además de aplaudir y jalear a los costaleros, se emocionó muchísimo mirando desfilar marcialmente a los granaderos,  y contemplando el rostro compungido y lloroso de la bonita Dolorosa que tenemos en la Parroquia de los Ángeles.

Desde aquí, mi enhorabuena a la Corporación de Granaderos de la Virgen y a la Clavaria que consiguieron una apertura de la Semana Santa magnífica. Mi felicitación a los costaleros por su eficacia, coordinación y esfuerzo. Que la Madre Jesús y Madre nuestra esté siempre presente en nuestras vidas.

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