Las cosas hay que cogerlas como son, durante más de una semana he estado ausente de mi blog. Pero necesito imperiosamente volver a él. Seguramente, porque siempre ando buscándome a mí mismo. Porque lo considero como una parte de mí mismo, de mi “yo” trasladado a la escritura y a la velocidad y extensión de la red. Porque es un diario intimo y público a la vez.
Así pues, retorno como hijo pródigo, a la casa de mis amigos, que es la pantalla de sus ordenadores, esperando que entiendan mis disculpas.
Y durante este tiempo, como siempre, han ocurridos muchas cosas grandes y pequeñas para comentar. Poco a poco les daremos paso.
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