viernes, 19 de abril de 2019

¡MAÑANA SERÁ OTRO DÍA!


Mañana será otro día.

En este día de Viernes Santo, no hay otra cosa mejor que ver, mirar, contemplar que lo que ocurrió con Jesús de Nazaret por las calles de Jerusalén y en el monte Gólgota. Contemplar con horror en el alma lo que le pasó a un ser humano inocente: marginación, tortura, sangre y muerte vil. Lo que, ay, se repite año tras año en este nuestro mundo. Ser indiferente a la gente que sufre es en el fondo ser indiferente a la muerte de Jesús. 

Pero sabemos el sentido y el significado ese sufrimiento y de esa muerte porque él mismo nos lo descifró: que Dios el Padre de todos nos quiere sin condiciones, prejuicios ni retrancas. Que como Él tiene su corazón abierto, nosotros seguidores de Jesús, lo hemos de abrir también a todos los hombres y mujeres del mundo.

Y ahora, a esperar. Lo mejor de todo es que el asunto de Jesús no acabó en la muerte. Ésta se transformó en una nueva vida, no sabemos cómo, pero por la fe lo entendemos: los primeros testigos nos lo declararon y transmitieron. Por eso los cristianos queremos más: no nos tiene que arredrar, ni asustar ni desalentar los aparentemente invencibles atropellos de la muerte.

Ante el presente intolerable, nosotros afirmamos que mañana será otro día, que queremos más de Jesús Resucitado, que su coraje y su fuerza quieren encarnarse en nuestra vida. ¡Podemos cambiar el mundo!

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