Éste era mi colegio. ¿A que no sabéis dónde está? |
Yo, como soy antiguo alumno salesiano, rindo homenaje a una institución educativa que acertó muy bien con la pastoral que se debía hacer en su momento, en el siglo XIX, y que ha continuado hasta ahora haciéndolo muy bien con la pastoral de la juventud.
Mis años de colegio salesiano n fueron muchos pero lo suficientes para recordarlos con cariño, y tener veneración por Don Bosco, devoción a María Auxiliadora y tener admiración a Santo Domingo Savio, un adolescente primero de los alumnos del santo de Turín.
De mi colegio recuerdo especialmente, la preparación en el curso de ingreso para el antiquísimo bachillerato: el cuaderno de dictados y divisiones y multiplicaciones que nos exigían llevar con una pulcritud asombrosa, un tutor salesiano –D. Lucio-, al que temía y odiaba- por la férrea disciplina y la severidad de su castigos (nos torturaba), y al profesor de lengua que era el polo opuesto.
Ah, y recuerdo los domingos de por la tarde, donde veíamos cine (las películas por jornadas de Fu-Manchú, el Capitán Maravillas…) y el mercadillo donde intercambiábamos los tebeos de la época editados por la editorial Novaro de México (Superman, Vidas ejemplares, Batman…)
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