Pero mira, sea lo que sea, hazlo de verdad, con hondura, con pasión. Que tu amor no sea una farsa. Pelea contra todo lo que es malo, lo que destruye o divide, y persigue lo bueno en el mundo, en la vida, en tu camino. Ten cariño a quienes te rodean, y también deja que otros te cuiden, pero, intenta querer a los otros más que a ti. No te descuides en la actividad que te toque. Y cuida tu vida interior, para dejar que el espíritu sea en ti fuego.
Sirve a Dios con tu vida. Deja que la esperanza te mantenga alegre. Si hay problemas en tu horizonte, confía y mantente firme. No olvides rezar con frecuencia. Ayuda a los que nada tienen. Acoge a los que necesitan tu tiempo, tu palabra, tu espacio. Si alguien te critica, tú responde bendiciendo, no criticándole a tu vez. Celebra la alegría de los que ríen, y comparte el dolor de los que lloran. No trates mejor a unas personas que a otras. Y no busques sentirte mejor que los demás. Al contrario, sé una persona humilde.
(Rezandovoy)
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