viernes, 28 de enero de 2022

UN MENDIGO SE COME UNA LATA DE SARDINAS

 


EL BANQUETE DEL MENDIGO


Sentado en el banco del parque,

a la sombra de una jacaranda,

el mendigo se guarecía del estío.

Allí, con lento rito sacó su navaja 

que abrió con gran parsimonia

y de la mochila que a su lado estaba

sacó un pan y una lata de sardinas.

Cortó de un tajo una buena rebanada

y después, con cuidado y más esmero 

de cortarse los dedos y evitar la mancha,

abrió la afilada y apetitosa conserva. 

Las aceitosas sardinas de plata 

colocó sobre el pan, con gran mesura;

y con buen hambre y sin tardanza

dio cuenta de su frugal almuerzo.

¡Nunca vi comida más refinada

ni banquete más suculento!

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