BAUTISMO
Ni cielo, ni nubes, ni paloma.
Solo el río que fluye
y adivina su muerte en el mar.
El horizonte es una luz naciente
y sóla corre el agua limpia, clara.
Los juncos de la orilla se mecen
por el torbellino de las olas
y acompañan a los dos hombres
que en el río se sumergen.
Uno ora, ora intensamente.
Un súbito trueno lo ratifica.
Me ha gustado tu poema
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