Hoy es día uno de marzo, hoy comienza la primavera meteorológica. Aunque pueda parecer pronto -la astronómica será el mismo día de mi cumpleaños-, hoy quiero yo también que sea primavera.
La barrunto asomándome a la ventana, contemplando los frondosos naranjos que adornan y dan sombra a mi calle. Esta misma tarde he visto sus ramas y hojas temblorosas ante la caricia de la brisa del atardecer. He visto también algunas tórtolas zureando y cortejándose escondidas entre su fronda. Ellos, los naranjos, no se rinden, saben a pesar de todo qué día es hoy. Sus ramas verdes están llenas de botones blancos, que son los capullos de azahar que están a punto de abrirse. Algunos ya avanzan su delicioso aroma.
Hoy es pues el día primero de primavera, quiero que sea así, para que su luz blanca e inocente ilumine la oscuridad de este mundo tan tenebroso que me ha tocado vivir.
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