miércoles, 27 de noviembre de 2019

BUSCANDO LA SENCILLEZ


Se acerca un mes, el de diciembre, que a mí me agobia mucho. Es el mes de la Navidad que en la vida cotidiana de nuestras calles y comercios, comienza ya casi en noviembre. No soy un cenizo, porque también me lleno de alegría en muchas de las cosas que pasan durante esos días. Pero me fatiga y agobia tanto exceso y el vértigo del consumo y el jolgorio barato. 

Retornar a la vida sencilla y clara donde una celebración se vive y experimenta con gran alegría porque existe el gozo de compartir lo más sencillo, es algo a recuperar.

Pienso precisamente ahora en la película que vamos a proyectar en nuestra sesión mensual de cinefórum en la parroquia y que os recomiendo. Habla de la gente más humilde y pobre que recoge las sobras que desechamos los demás para poder vivir. Es una película casi franciscana, llena de buen humor, y que hace que nuestra mirada se llene de ternura y solidaridad hacia esa gente admirable que vive muy cerca de nosotros, en nuestros barrios y que es capaz d  ser feliz. La película se titula "Los espigadores y la espigadora" ¡Venid a verla!

miércoles, 20 de noviembre de 2019

POLÍTICOS Y CHORIZOS


Chorizos. Otra vez. Políticos y chorizos. Y van… Y en esta patria mía parece que nadie escarmienta, que nadie se da por aludido. Chorizos en Cataluña. Chorizos en Madrid. Chorizos en Valencia. Chorizos ahora (no, desde hace muchos años) en Andalucía. Toda una franquicia de charcuterías de embutidos rojos montadas por los políticos. No sé qué hubiera pasado en las últimas elecciones si hace tres semanas se hubiera hecho pública la sentencia de los ERE de Andalucía. Por de pronto, los implicados y su partido le echan jeta de acero y cara de hormigón armado.

Tenía dudas, a la hora de participar con mi voto en las últimas elecciones, de la opción que había adoptado. Estoy tranquilo y contento, Porque he visto el panorama y hice lo mejor.

¿Saben los políticos el daño irreparable que están haciendo a los ciudadanos que han puesto su confianza en ellos? Pero también ¿somos conscientes los electores de las mentiras que nos cuentan, de las trampas que realizan, de los chanchullos que montan? ¿Por qué, a pesar de ello, seguimos entrando en ese juego sucio democrático? ¡Salvemos al menos a los políticos incorruptos, honestos, honrados! "Pero, ¿cuando vuelva el Hijo del hombre encontrará algún justo sobre la tierra?»

«Quizás, lo más trágico es que, aun siendo mentira, todo el mundo se lo cree. En política y en la vida podemos ser engañados. Es más, nos pueden manipular sin darnos apenas cuenta. Lo más lamentable es que, aun sabiéndonos en una mentira, no hagamos nada por remediarlo.»

domingo, 17 de noviembre de 2019

¡ADIÓS, MISTER CHIPS... (DIGO) D. JESÚS!


Hay muchas cosas bellas en la vida. Esta semana mi amigo Jesús se ha jubilado. Había sido durante muchos años profesor de varias disciplinas en un colegio de la Iglesia. Admirado por muchísimos de sus alumnos y querido por sus compañeros del claustro de profesores se le rindió un bonito homenaje. Al salir del aula, después de impartir su última clase, todos los alumnos y  compañeros enseñantes le aplaudieron a lo largo de los  pasillos recorridos tantas veces por él hasta la misma puerta del edificio del colegio.

Mucha gente en Ribarroja (antiguos alumnos, padres, maestros) le tienen gran cariño y memoria: fueron muchos años de dedicación, de divertida imaginación, de variopinta inventiva para impartir clase (mejor, dar, pues se entregaba a ello), de transmisión de valores humanos y religiosos. Lo que importa en este momento es la satisfacción de saber que hay personas empeñadas en hacer su trabajo bien hecho. En este caso, la labor de educar en muchos momentos difícil e ímproba, pero que al final deja el poso de una vida dedicada a los demás, de muchas horas ayudando a que niños y adolescentes se transformen en verdaderos hombres y mujeres.



¿Recordáis el final de aquella preciosa película titulada "¡Adiós, Mister Chips!» donde aquel profesor inglés que ensañaba latín era homenajeado en el patio del colegio con grandes aplausos por parte de sus alumnos? Pues lo que ocurrió también ayer con Jesús me recordó esta película que conoció dos versiones. Ad multas annos!

viernes, 15 de noviembre de 2019

RETIRARSE EN GILET



La semana pasada estuve de ejercicios espirituales. El lugar fue el monasterio de Santo Espíritu del Monte en Gilet. Magnífico sitio para encontrarse con uno mismo qué es lo primero que yo busco cuando me aparto “del mundanal ruido” y así, una vez hallado, Dios surge en mi interior y es lo que provoca que me encuentre con los demás. ¡Curioso: para mí,  retirarse  es  encontrarse!

Y  en  Santo Espíritu de Gilet, todo perfecto y cumplido. La hospedería del monasterio, con una reciente restauración es muy cómoda. La comida quizá demasiado frugal. Me vino bien para mi dieta. Los frailes franciscanos, que habitan aquel claustro, atentos y amables. El director de los ejercicios, un obispo ya jubilado, nos ofreció las meditaciones de  hombre creyente,  sencillo, cercano y claro.

El silencio del lugar, el entorno de su maravillosa naturaleza, - cielo azul, verdes pinos, rodeno de los montes-, donde di largos paseos, la reflexión tranquila, la oración personal y en grupo, mis lecturas elegidas, hicieron que los objetivos se cumplieran: un gran tiempo conmigo mismo, con dios, y con los otros veintisiete compañeros sacerdotes que hicieron conmigo estos ejercicios espirituales.

martes, 5 de noviembre de 2019

PORTENTOSO SANTO ESPIRITU


EN SANTO ESPÍRITU DEL MONTE

Los blancos muros del monasterio, 
la esmeralda de los pinos 
y el rojo rodeno de los montes.
La campana tañendo las horas,
y su voz de plata esparcida 
sobre la copa de los pinos.
El resto es silencio, silencio solo.
¡Portento de Santo Espíritu!

sábado, 2 de noviembre de 2019

NOCHE DE DIFUNTOS

La Muerte en "El  séptimo sello"


Estoy ahora aquí, en esta Noche de Difuntos, después de la celebración del día de Todos los Santos, recordando algunos momentos y experiencias de mi infancia. Cuando yo era niño esta noche era muy especial, donde se contaban cuentos de miedo. Volaba nuestra fantasía y palpitaban nuestros corazones. Unas horas antes, por la tarde, habíamos visitado el cementerio. Los críos íbamos por un lado, y furtivamente mirábamos algunas lagrimas de los mayores, que iban llorosos por otro. Aquella tarde tenía el sabor de las primeras castañas asadas contenidas en cucuruchos de papel de estraza y miraba con admiración y respeto los altos y rectilíneos cipreses que abrían la puerta del cementerio. Cogíamos sus redondas piñas para ver si tenían forma de calaveras.

Junto al fuego del hogar y después de la cena, alrededor de la mesa camilla -noviembre en aquel entonces era más frío-, se contaban cuentos y leyendas que encogían nuestro corazón de críos. Algunas veces el cuento muy simplón se interrumpía súbitamente para que alguien irrumpiendo por detrás nos diera un gran susto.

Después, ya adolescente, los cuentos dieron paso a aquellas primeras películas de terror que hoy nos parecen más de poesía que de miedo. Al final de mi adolescencia tuve por así decirlo mi gran experiencia con la muerte a través del cine. Tendría dieciséis años cuando vi por primera vez «El séptimo sello» (1957) de Ingmar Bergman. ¡La Muerte jugando ajedrez con el Caballero! Nunca me he atemorizado tanto como ante esa imagen de la muerte que aparecía en la película sueca. Para mí es la imagen más adecuada vista en cine y  la visión de dicha película constituyó para mí el inicio de mi gran afición al arte del cine.


Hoy, aquellas veladas de la Noche de Difuntos han sido sustituidas por la programación en los televisores de espantosas películas donde zombies, muertos redivivos, criaturas infernales y otros conglomerados de sanguinolentos efectos de imagen electrónica se arrastran quejumbrosos por debajo de las camas de los adolescentes. L verdad seque no me producen miedo ni pavor, más bien risa.