lunes, 30 de marzo de 2020

MIGUEL DÍAZ, EL AMIGO QUE SE FUE

No es facil, amigos, en este tiempo de penumbra y sufrimiento, encajar aún mas dolor y tristeza de la que nos está sobreviniendo. Pero como Jesus que lloró ante la tumba de su amigo Lázaro, yo hoy también dejo salir libres mis lágrimas para llorar a un amigo, que lo fue mucho y mío, pero que también lo era para los demás. Así era de generoso y abierto el corazón de Miguel Díaz Valle.

Fue el mejor Vicario Episcopal que yo he tenido en los largos años ya de mi camino de cura. Estuvo conmigo cuando yo regentaba la Parroquia de los Ángeles de El Cabanyal durante muchos años y en ningún momento me falló su consejo, su compañía, su amistad. Siempre estuvo a mi lado como Vicario Episcopal, siempre me aconsejó acertadamente, siempre me defendió en los momentos de problemas que surgían en la Parroquia y en los conflictos que aparecían con la Semana Santa. En verdad siempre me sentí fortalecido por ese apoyo incondicional de compañero que siempre ofrecía. Su carácter llano y franco hacía que nunca te sintieras delante de un jerarca.


Pero junto a esto estaba también una amistad que desde hacía años se fue fraguando entre nosotros. ¡Qué gusto estar a su lado y conversar sobre esos asuntos que nos preocupaba tanto acerca de una Iglesia que él amaba y que veíamos que cada vez se cerraba más!  ¡Cuántas veces he disfrutado con él y con otros amigos de una buena comida yendo de excursión. 

Hoy he (hemos) perdido a un hombre bueno, a un gran hombre de Iglesia, a un gran amigo. Su paz interior, su tranquilidad eran contagiosas, su capacidad de escucha... (... a él se le podía contar todo...!)  Mi mejor homenaje va a ser intentar incorporar a mi vida todos los los valores religiosos y humanos que él poseía. Miguel, buen amigo, descanse en paz, te lo mereces..

domingo, 29 de marzo de 2020

LAS MISAS POR TELEVISIÓN





Yo sé que en nuestros barrios y en la demarcación de la parroquia hay muchas personas ancianas confinadas no solamente a raíz del estado de alarma que a todos nos acongoja, sino que ya por su edad, llevan mucho tiempo, incluso años, que no salen de su casa. Uno de sus consuelos, si son personas religiosas es poder seguir la santa Misa retransmitida por la televisión. Creo que es un gran servicio que prestan los medios de comunicación.

    En este momento también para todos los que estamos confinados es un buen medio si sabe utilizarse para acercarse a Dios en estos momentos de prueba. Pero algunos se empachan de escuchar misa en todas las canales que las emiten diariamente. Ese no es el camino. Yo pienso que estando sólo, o en familia, se puede organizar un rato de oración entre todos los miembros, echando mano de la lectura del Evangelio del día o cualquier lectura elegida de la Biblia , meditándola y luego rezando con la sencillez y confianza como la hacía Jesus… ¡Eso puede valer más que cualquier Misa retransmitida por televisión! Pues la televisión trivializa e incita a la pasividad del espectador, más de lo que pensamos.

   Creo que ya es hora que los laicos han de tomar la iniciativa, convertir sus casas donde ahora están confinados en templos, ser conscientes que en su hogar está presente Dios, que forman además la Iglesia doméstica y hacer ello mismos de sacerdotes pues cuando nos bautizaron el Bautismo nos convirtió en reyes, en profetas y en sacerdotes!

jueves, 26 de marzo de 2020

MI SOMBRA



Mi sombra.
                         “Llega ser lo que eres (Píndaro)

Hoy he reñido con mi sombra.
Pegada siempre a mí,
es espejo de lo que no quiero,
reflejo de mi evidencia
secreto de mi intención.
Se adelanta a mi ambición: 
si asciendo a una montaña
ella toma primero la cima.
Como un bufón callado, 
se ríe de mis posturas.
La he mandado a tocar gaitas,
a que me dejara en paz,
y, durante un buen rato, 
creí haberla perdido de vista.
Pero ha retornado enseguida. 
Primero, callada, apareció 
con el disimulo de una mancha 
que calzaba mis pies 
después, no tuvo empacho 
de apoderarse de mi cuerpo entero.
Si corro, para burlarla, 
precipitadamente me sigue 
y hasta me da alcance
y a mi fuga se adelanta.
Matarla tal vez sea
mi único y último recurso. 
No sé…, 
                  pero, 
                           mal que pese,
                                                     sin mi sombra… 
seré el hombre invisible,
…¡y no seré nada!





miércoles, 25 de marzo de 2020

¡MI AMIGO, QUE SE HA CURADO!


¡Mi amigo, curado!

Acabo de hablar por teléfono con un compañero con el que me he tratado como amigo  entrañable durante más de 50 años. Ayer le dieron el alta en el hospital y está ahora en su casa, en un confinamiento total que le tiene que durar por lo menos quince días, convaleciente después de haber contraído el coronavirus. Hace ya un mes que se sintió indispuesto y por su propio pie entró en el hospital donde allí se quedó en aislamiento total. 


Me dice que médicos y enfermeros se portaron con él maravillosamente, que lo cuidaron con gran esmero y celo y que ellos son los que lo han sacado de ese gran pozo en el que estaba hundido. Que durante más diez días -en el tiempo álgido de la enfermedad- pensó  que se iba, que perdía irremediablemente su vida. Me dice que su fe en Jesucristo, el Señor, el Resucitado, le ha dado coraje y valor y le ha ayudado muchísimo a

soportar lo indecible, y que ahora cree que es un hombre nuevo, y que cuando pase todo esto, su nueva vida va a ser un testimonio de la alegría de vivir que le parecía perdida.

Escribo todo esto porque es una buena noticia para mí y para todos, ahora que todavía andamos en la oscuridad del túnel que estamos recorriendo del que aún no vemos la luz de la salida. ¡Bienvenida, esperanza, y  enhorabuena, amigo, porque tú ya la has visto!

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lunes, 23 de marzo de 2020

EL PAPA, ÉVOLE Y YO



Pido la paz, Señor, pido la paz
en medio del fragor de esta batalla…


Cómo fortifica mi fe que el papa Francisco le diga al periodista Évole en la  última entrevista, que él también ha pasado en su vida por crisis de fe!

domingo, 22 de marzo de 2020

BENVINGUDA LA SANTA MISSA EN VALENCIÀ!




Benvinguda la santa Missa en valencià!

Acabo de ver por la televisión de la Comunidad Valenciana ÀPUNT, la Misa del domingo que se ha retransmitido por primera vez, con ocasión de la gran demanda de este tipo de emisión, dada la situación de pandemia que padecemos y que obliga a cerrar todos los templos. Se ha retransmitido desde una parroquia de Torrent a la que parece pertenecer el director de la cadena de televisión.

Me llena de satisfacción que eso se haga en una televisión pública, como debe ser. La televisión pública valenciana también debe atender a las necesidades de un público que puede ser muy numeroso: los creyentes que pueblan la Comunidad Valenciana.

Pero aún me gusta más que se haya hecho en valenciano. Se ha utilizado un valenciano muy correcto -yo no soy un experto- y que puede sin lugar a dudas empezar a  solucionar un grave problema que tiene la Iglesia de Valencia: utilizar con normalidad y frecuencia el valencià en la liturgia. Es una asignatura pendiente para la Diócesis valenciana.
La celebración ha sido muy correcta, sobria, adecuada en su planificación televisiva. El celebrante la ha oficiado muy bien, sin esa extraña “unción” que algunos curas tienen, mucho mejor que algunos oficiantes encumbrados de otras televisiones. Su homilía inteligible, clara y directa y, sobre todo, breve me ha llegado.

Solo pondría algunas salvedades correspondientes a los aspectos  preventivos de higiene y sanidad que estos días son tan importantes: la consagración del pan y del vino no debería hacerse tan “exactamente” como lo pide el rito: el aliento del consagrante “cae” sobre el pan y el vino y luego la comunión no habría que darla a los que ayudan en la celebración en la boca aunque sea por intinción.

sábado, 21 de marzo de 2020

CERVANTES FOR EVER!





CERVANTES FOR EVER!

«Sábete Sancho, que no es un hombre más que otro si no hace más que otro. Todas estas borrascas que nos suceden son señales de que presto ha de serenar el tiempo y han de sucedernos bien las cosas; pues no es posible que el mal ni el bien sean durables, y de aquí se sigue que, habiendo durado mucho el mal, el bien está ya cerca» 
De «Don Quijote de la Mancha» Primera parte,, cap. XVIII.

¡Don Quijote, como siempre, dando en el clavo! ¡Qué gran consuelo leer estos días tan maravilloso libro1

viernes, 20 de marzo de 2020

BODAS DE DIAMANTE CON LA VIDA



Bodas de diamante con la vida.

Hoy, hace 75 años, nacía yo en Utrera, una ciudad de la provincia de Sevilla. Fue un veinte de marzo, el día de solsticio, en que el invierno da paso a la primavera. Sin tal vez saberlo, en el corazón de mis  jóvenes padres nacía también la ilusión de la primavera. Eran aquellos duros y difíciles años de la posguerra. Para mí sin duda y sin tener conciencia de ello, fue también primavera: los primeros alientos de mi vida, mis primeros llantos, mis primeras risas...

A los 25 años se celebran las bodas de plata, después, a los 50, las de oro y a los 75 años las de diamante. Yo pues celebro hoy mis bodas de diamante con la vida, a la que, aunque no muy apegado a ella, siempre he amado. Una vida que ya ha sido larga pero que siempre se hace corta. Los ojos de mi corazón, mirando hacia atrás, provocan que en algunos momentos éste se sobresalte por el dolor y otras veces se expanda de alegría. Hoy, en esta grave alteración que la vida sufre en el mundo debido a la pandemia del VID-19, reafirmo lo que todos gritan: ¡viva la vida!

De todo ha habido pues en mi vivir. Haciendo saldo general, ha abundado la alegría y la satisfacción: ha sido empleados estos años de mi vida en el seguimiento de mi vocación de sacerdote: con pericia y acierto (o también, sin ellos) he intentado servir a los demás como Cristo lo hizo. Que él me siga ayudando. ¡Cuánto me ha ayudado mi fe en Jesús de Nazareth, el Resucitado, en esta vida mía!


75 años muy buenos, los que he vivido; pero no son los mejores, pues con decía Victor Hugo, los mejores años de nuestra vida son los que tienen que llegar... ¡con esa esperanza vivo!

jueves, 19 de marzo de 2020

JOSÉ DE NAZARETH



JOSÉ DE NAZARETH
                           ¡A tod@s los que celebran su Santo!

Se incorporó de su camastro
José, el bueno, el justo
y despertó de aquel sueño,
sobresaltado por la pesadilla.

«-¡Arriba, corre, José, despierta!»,
-la voz de su corazón le dijo:-
Un peligro de muerte os ronda.
«Coge al niño, a su madre  y huye. 
Cierra tu taller y tu casa.
Tira la llave a lo hondo del pozo.
Durante mucho tiempo 
estarás en cuarentena. 
No volverás a pisar la acera de tu calle
ni con tu familia verás 
la silueta de las montañas de tu pueblo. 
Ni mirarás desde ahora
salir el sol desde tus montes queridos!-»

..Y José el bueno, el justo 
se desterró de su patria amada. 
Desde aquí lo podemos ver 
con su mujer y su niño 
caminando en el polvo del desierto…

miércoles, 18 de marzo de 2020

QUÉDATE EN CASA




Quédate en casa.

El eslogan creado como prevención contra el coronavirus no es simplemente una frase recomendada  sino que debería ser un mandato. Por solidaridad de los que nos podemos quedar en casa para evitar el contagio, hacia los que, por fuerza mayor y por su trabajo, tienen que seguir en el curro exponiéndose a tantos riesgos.

¿Tiene sentido entonces que algunos lugares que deberían estar cerrados, por muy sagrados que sean, estén abiertos para que la gente pueda hacer oración y pedir que cesen estas calamidades? El estar abiertos los templos, aún siguiendo prevenciones de distancias etc. ¿no fomenta -bajo la excusa de un deber sagrado- cierta inconsciencia del riesgo y hasta actitud de insolidaridad? Es como si algunos curas, que no pueden quedarse quietos, tengan que hacer ciertas extravagancias litúrgicas porque así cumplen con su vocación.

Hay que recordar que el apóstol Pablo dijo que somos todos piedras del templo de Dios y de la Iglesia y que nuestras casas ahora se han convertido en templos parroquiales desde los que podemos personalmente y como adultos ejercer el sacerdocio común que recibimos en el bautismo? Qué sentido tiene entonces, por ejemplo hacer actos eucarísticos extraordinarios, bendiciones con la custodia con el Santísimo desde el campanario o misas en las terrazas de conventos, etc.?

¿Todavía hay algunos cristianos que piensan que haciendo esas cosas, que a mí casi me suenan a profanación, van a conseguir calmar la ira de Dios o tal vez alcanzar su Misericordia? Amigos y creyentes, seamos maduros y adultos, recemos, sí, y mucho, para que como ciudadanos y cristianos solidarios hagamos frente a esta desgracia. ¡Quédate en casa!

martes, 17 de marzo de 2020

DECAMERÓN, OTRA VEZ


Leyendo el Decamerón de Bocaccio
Ayer leí unas cuantas páginas del “Decameron” el libro que escribió en el siglo XIV Giovanni Boccaccio. Recuerdo que cuando era joven, en el seminario era una lectura prohibida, seguramente porque había algunas páginas de contenido erótico que nos podían “marear”. ¡Era la censura de aquel tiempo!... 

El libro del Decameron es un una recopilación de cuentos que diez florentinos - siete mujeres y tres hombres- refugiados en una villa del campo, inventan para pasar el tiempo mientras la cercana ciudad de Florencia está sitiada por causa de la peste. De estos cuentos, unos son muy trágicos,  graves y serios, otros llenos de humor y picardía. Hace años Pier Paolo Pasolini realizó una versión cinematográfica.

He leído un buen rato el “Decamerón” porque cuenta una situación dramática que, ahora también nosotros, estamos padeciendo: la ciudad sitiada por el grave peligro de la enfermedad (en aquel tiempo la terrible peste bubónica). Porque además nos muestra una posible actitud que a veces parece difícil ante ese espanto que todos tenemos a la muerte. Boccaccio dice que ya que hemos de morir y que del mañana no sabemos, disfrutemos entonces del hoy que vivimos y no apostemos tanto por el futuro. La esperanza hay vivirla en presente. Puede parecer suicida y muy difícil pues parece una huida hacia atrás.

Pienso que quizá en nuestra situación actual, que salvadas las distancias, estamos padeciendo, una buena salida de nuestros miedos, angustias y zozobras sea la reflexión sobre lo que hemos vivido y lo que hoy somos y el agujero del agobio y la angustia, rellenarlo de humor, de ingenio, y de broma, como contrapeso a tanto agobio… puede parecer pagano, pero ¿no es Dios quien nos dice que nos aferremos a la vida?


lunes, 16 de marzo de 2020

CIERRE DE IGLESIAS


Ayer, domingo fue el primero en mis cuarenta y ocho años de cura que no abrí la parroquia y no celebré la Misa en domingo. (Hay una salvedad: en tiempos de enfermedad o cuando he andado de viaje y que pueden contarse con la mitad de los dedos de una mano: si no «he dicho» misa, sí la «he oído»). Naturalmente, me sentí muy extraño y lo eché de menos.

Es la misma sensación de muchos otros que han tenido que romper cotidianos hábitos, viejas rutinas de trabajo y costumbres instaladas. Lo que creíamos superado con creces de los tiempos pasados (epidemias y "pestes")  retorna con la misma gravedad y fomenta en todos la sensación de fragilidad e inseguridad que parecían olvidadas por este mundo tan orgulloso de su modernidad y tecnologías. ¡Nos queríamos comer el mundo y un “bichito” se está comiendo a nosotros y al mundo!


Pero no hay que dejarse invadir por una excesiva preocupación que puede transformarse en un miedo incontrolable y siguiendo las obligadas pautas sanitarias lógicas, es menester aprovechar este tiempo de encerrona para hacer lo que más nos guste. ¡Sin olvidar a aquellos que por obligaciones de trabajo  también están a la intemperie y, sobre todo, a los que llevan una vida de pobreza y precariedad!

DEJA QUE TU FE...



Deja  que
tu
fe
sea más grande
que 
tu

miedo

sábado, 14 de marzo de 2020

UNA PREGUNTA CONTRA MÍ MISMO


Contra mí mismo.

¿Por qué ponerse serios
si al final todo es lo mismo?

¡Pésima filosofía
si la vida es un llano aburrido!

jueves, 12 de marzo de 2020

KIRK DOUGLAS, MAX VON SIDOW, JOSÉ JIMÉNEZ LOZANO, D.E.P.




Kirk Douglas, Max von Sidow, Jiménez Lozano. ¡Descansen en paz!Parece que siempre tenemos que andar con necrológicas.

Aparte de esta preocupación y tristeza que tenemos por esta pandemia que parece acorralarnos, esta semana la muerte de gente a la que admiramos nos ha entristecido también, y especialmente para mí, por su significado, la de dos actores de cine y un gran escritor tal vez poco conocido

El pasado día cinco nos enteramos de la muerte del actor Kirk Douglas, a los 103 años. Fue un actor legendario y mítico que interpretó un montón de películas de gran éxito. Sus dos películas más conocidas fueron “Senderos de gloria” y “Espartaco”. Ambas fueron dirigidas por Stanley Kubrick. A mi no me gustan mucho por cuanto fueron dirigidas por ese director polaco-americano siempre con grandes ínfulas de genio y de perfeccionismo.

El domingo pasado falleció el actor sueco nacionalizado francés Max von Sidow. Aparte de aparecer en los últimos años en algunas películas menores (salió en una de las últimas entregas de Star War). Se hizo inmensamente famoso interpretando al cura arqueólogo, veterano y sufriente que intentaba expulsar al demonio en “El exorcista”.
Pero donde realmente yo siempre los recordaré fue en aquel papel del caballero que juega al ajedrez con la muerte en “El séptimo sello” y también en todas las que interpretó bajo la dirección del gran Ingmar Bergman. ¡También hizo de Jesús de Nazaret en aquella mastodóntica e insufrible película biográfica “La historia más grande jamás contada”.  Su rostro severo y atormentado, siempre daba una nota grave a las películas.
Igualmente, el día nueve, nos ha dejado un escritor de obra poco conocida por el gran público pero que a mí me ha parecido siempre grande y alto como la copa de un pino. ¿Se le obviaba por ser abiertamente católico? Se trata de José Jiménez Lozano, periodista y escritor de Valladolid en cuyo periódico principal escribía (como Miguel Delibes con quien tiene muchas concomitancias). fue Premio Cervantes.Escribía con un castellano ajustado, perfecto, elegante. ¿Por qué los escritores de Valladolid escriben tan bien (Umbral, Delibes, Jiménez Lozano)?. Esta noche, en homenaje a este autor fallecido, leeré un breve opúsculo de él: “El Mudejarcillo”, un cariñoso retrato de Juan de Yepes- San Juan de la Cruz.


lunes, 9 de marzo de 2020

LA COMUNIÓN EN TIEMPOS DEL CORONAVIRUS


¿En la boca o en la mano?

Hace dos días recibíamos los sacerdotes una nota de la Conferencia Episcopal (del secretariado) que nos daba las instrucciones para celebrar la reuniones litúrgicas o actos de culto en este tiempo del corona-virus. En dichas normas se establecen cuestiones que son de puro sentido común y que en el fondo siempre se deberían haber observado: por ejemplo, a mí la devoción del agua bendita o besar las imágenes siempre me ha parecido algo muy poco higiénico y peligroso para la salud. Son ritos que proceden de otro tiempo y en ello sin duda no está la esencia de la fe cristiana.

Hoy el Arzobispado de Valencia ha emitido también prácticamente las mismas normas pero con más rigor: entre ellas destaca el no darse la paz en la misa con el saludo de apretón de manos (y menos abrazarse) y el obligar a todos a comulgar en la mano.Tal vez lo más duro sea esto segundo. Porque además, la cuestión de comulgar en la boca o recibir la comunión en la mano se ha convertido para algunos creyentes fundamentalistas en una cuestión casi de dogma de fe.

Creen que con la comunión en la boca no se falta el respeto a tan alto sacramento, lo cual es una barbaridad. La presencia real de Jesús en la hostia no se puede interpretar de ese modo. Con la misma devoción, respeto y fe se puede recibir la comunión, tomándola en la mano. Los niños pequeños reciben la comida en la boca, cuando ya se es mayor se toma con la mano.

Ahora se presenta una auténtica coyuntura. Pero por amor a los hermanos, por seguridad sanitaria, no se debe dar la comunión en la boca: el aliento (¡cuando no, la saliva!) del que comulga se queda en las manos del sacerdotes y puede transmitirse al que que comulga detrás.

Lo triste puede ser que, algunos que quieren comulgar en la boca, crean que hacerlo así, les va a convertir en héroes o en mártires de la Eucaristía. 

lunes, 2 de marzo de 2020

ERNESTO CARDENAL, IN MEMORIAM



Murió Ernesto Cardenal, el monje y poeta de Nicaragua. El poeta que se implicó con su pueblo. El poeta que sacrificó la quietud del monasterio, por la acción y el compromiso político. El que, el que por esto último, fue amonestado en público por un Papa, y él recibió la regañina de rodillas y con la sonrisa en los labios

Murió el monje que mirando las estrellas cantaba a Dios. El que escribía que un zapato viejo tenía más belleza y esplendor  que el Tajmajal y que el monte Everest. El que estando en el poder, lo dejó por el silencio de la celda de un monasterio. El que sabía que los salmos no era cuestión de liturgia sino de titulares de prensa e himnos revolucionarios. Murió el que lloró por Marilyn y rezó por ella. Murió un poeta mineral, místico y sideral. 

Murió el que decía que no son las palabras las que hablan, sino las cosas. Murió el que sin duda daba con sus versos sentido y esperanza al Universo. Su palabra es eterna como la obra de Dios.

Hoy, vive como una partícula brillante de polvo cósmico en el Universo de Dios. Hoy yo, rezaré, como tantas veces con sus versos.