lunes, 2 de marzo de 2020

ERNESTO CARDENAL, IN MEMORIAM



Murió Ernesto Cardenal, el monje y poeta de Nicaragua. El poeta que se implicó con su pueblo. El poeta que sacrificó la quietud del monasterio, por la acción y el compromiso político. El que, el que por esto último, fue amonestado en público por un Papa, y él recibió la regañina de rodillas y con la sonrisa en los labios

Murió el monje que mirando las estrellas cantaba a Dios. El que escribía que un zapato viejo tenía más belleza y esplendor  que el Tajmajal y que el monte Everest. El que estando en el poder, lo dejó por el silencio de la celda de un monasterio. El que sabía que los salmos no era cuestión de liturgia sino de titulares de prensa e himnos revolucionarios. Murió el que lloró por Marilyn y rezó por ella. Murió un poeta mineral, místico y sideral. 

Murió el que decía que no son las palabras las que hablan, sino las cosas. Murió el que sin duda daba con sus versos sentido y esperanza al Universo. Su palabra es eterna como la obra de Dios.

Hoy, vive como una partícula brillante de polvo cósmico en el Universo de Dios. Hoy yo, rezaré, como tantas veces con sus versos.

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