miércoles, 30 de noviembre de 2016

Dinero par alcanzar el poder, poder para ganar dinero:"Los Medici"


Ver la serie de televisión “Los Medici”  puede ser un modo de inocularse un buen antídoto contra todas esas series que falsifica, alteran o manipulan la historia donde la realidad ocurrida y su objetividad no se disfrazan de tal manera que la fantasía y la leyenda no la distorsionan y la torna en frívolo y banal espectáculo de consumo. Esta serie  que narra la historia de la familia de los primeros e importantes banqueros de la Florencia del siglo XV está muy realizada, y su planteamiento, sin extremismos y con seriedad,  nos sitúa en el periodo del arranque de Renacimiento italiano siguiendo los avatares de la saga de los Medici.

Llama la atención del buen cuidado de presentar la época y también a los artistas (Donatello, Brunelleschi) que hicieron surgir el renacimiento artístico y cuyo Mecenas fueron los Medici. Aunque hay asesinatos, envenenamientos y otros crueles acontecimientos se huye del ensañamiento y del tremendismo maniqueo con que muchas veces la literatura y cine han descrito aquella época. Sus personajes (Cosme y Lorenzo de Médici son seres normales que viven en su tiempo en que el negocio de la banca dejaba ya de considerarse usura y en el que la riqueza se buscaba  como medio para alcanzar y asegurar el poder. “Ganar dinero para alcanzar el poder, sostenerse en el poder para ganar dinero” fue el lema de la familia Medici, convertida nada menos que en los banqueros del Papa.

El Papa, que por cierto tuvo que salir de Roma y refugiarse  en Florencia por el peligro que corría  en la Ciudad Eterna, aparece como un hombre piadoso, fuertemente creyente, a pesar de los manejos y estratagemas que tuvo que utilizar. Algunas decisiones que a nosotros nos parecerían hoy de moralidad muy dudosa, en la serie de televisión se nos muestran con cierta naturalidad con  unos personajes llenos de humanidad, de sinceridad religiosa y de amplio sentido democrático.


“Los Medici” se emiten a través de la plataforma de televisión de Movistar Plus. Os la recomiendo.

miércoles, 23 de noviembre de 2016

Teología en un taxi


Cuando subo a un taxi, para mí lo ideal es hacer el trayecto en silencio. Repaso los papeles que voy a utilizar en el asunto que voy a arreglar, o miro y contesto los WhatsApps pendientes en el teléfono. Si el trayecto es más largo, leo en mi ebook o miro el periódico. A veces el taxista tiene deseos de hablar y yo gustosamente mantengo la conversación que suele ser siempre bastante baladí: que si el tiempo que hace, o cómo anda el tráfico o protestar por las cosas que hace el Ayuntamiento. Pero otras veces las conversaciones se tornan muy interesantes como lo que me ocurrió ayer cuando el taxista escuchó la orden de que me llevara hasta la Facultad de Teología. Aunque no suelo vestir  el clergyman, sí que visto con ropa oscura, a la manera de un cura.

¡Claro, -me espetó el conductor del taxi -...usted creerá en Dios!
-Hombre, pues sí... - le contesté.
-Yo no… -continuó el taxista, modulando suavemente la voz- ... pero para usted, ¿que es Dios?- acabó preguntándome.

Aunque uno puede parecer acostumbrados hablar de estas cuestiones,  no es fácil de repente responder a esta pregunta queriendo a la vez estar lo más acertado e incluso cumplir el deseo de poder ayudarle a responder a algo que necesita cierto tiempo para explicarlo. Así que yo le dije que para mí Dios era alguien personal, como un amigo íntimo o un padre que te quiere y en el que puedes totalmente confiar. El taxista me dijo que para él era una fantasía creada por el hombre para suplir una necesidad de seguridad y protección ante la dureza de la vida humana. (Por la manera de expresarse parecía un hombre bastante culto o leído).Le respondí que quizá podría ser una necesidad humana, pero eso no es obstáculo para que Dios deje de existir. (La conversación siguió por derroteros cada vez más altos y profundos, parecía una clase de teología fundamental dada en un vehículo).Ya llegando al punto de destino, me preguntó sobre la homosexualidad y qué pensaba la iglesia sobre ese asunto porque algunos curas que habían subido también a ese taxi le habían hablado de perversiones y condenaciones.


Ni que decir tiene que el trayecto se hizo brevísimo, y que bajé del taxi pensando en tanta gente que necesita, aunque no nos lo parezca, hablar de estos grandes asuntos.

lunes, 21 de noviembre de 2016

Hemos perdido a un hombre sabio y bueno: El tío Ricardo



De las personas que nos dejan y que han convivido muy cercanamente a nosotros, solemos recordar siempre las mejores cualidades que poseían. Y, muchas veces, esas cualidades no eran ni extraordinarias ni se ejercitaban heroicamente. Dejamos sus fallos y defectos a Dios, que es el que los tiene que juzgar y perdonar. La vida sencilla y ordinaria es a veces la pauta con la que se dibuja el perfil de esa gente “de buena voluntad a los que ama el Señor”.
            Llego ahora a mi casa, de regreso del tanatorio donde he asistido a la misa del entierro y funeral de “el tío Ricardo”, un hombre bueno, que llegó a los 95 años lleno del vigor de Dios en el que él firmemente creía, manifestándolo abiertamente a través de su gran devoción a la imagen que representaba al Cristo del Salvador y del Amparo y a su pertenencia fervorosa a la Cofradía de Seguidores de la Virgen de los Desamparados.
             Era un hombre muy entrañable, que parapetado en su sordera de la que se defendía con el audífono, siempre contagiaba confiada firmeza con su  sumo trato afable y su abierta sonrisa; esparcía esperanza y entusiasmo, confianza en la Providencia y amor a esa entrañable y patria chica que era para él El Cabañal/Cañamelar.
            Tuve la ocasión de tratar al Tío Ricardo bastantes veces, lo que hizo que el cariño y la amistad se trabaran en nuestras vidas. Me acuerdo enormemente de la entereza que le daba su firme fe y su esperanzada resignación cuando hace unos años perdió a su hijo. Yo estuve muy cerca de él en aquellos días aciagos.
               El tío Ricardo era una auténtica institución en los Poblados Marítimos. Su experiencia convertida en memoria de la celebración de la Semana Santa Marinera era una verdadera enciclopedia, que nos describía también la historia íntima y pública del Cabanyal/Canyamelar.
Su sencillez, su afabilidad, su sentido común, su admirable y serena sabiduría van a dejar un gran hueco en mi vida y también en aquellos barrios donde él vivió.

           Descanse en paz. Yo lo recordaré siempre en mi oración personal.

viernes, 18 de noviembre de 2016

En La Yesa, mi primer pueblo.

                

Desde la encumbrada ermita de El Remedio de Chelva, donde ayer estuve comiendo con unos amigos, sale una carretera vecinal bastante amplia que lleva hasta la aldea de Ahíllas, un pequeño y perdido caserío, cruzado por un arroyo, y que parece pintado por el pincel de un artista japonés. Desde allí, una estrecha carretera, que antes fue senda de piedras y tierra, practicable difícilmente por el coche. Los hielos del invierno, las lluvias de la primavera lo tornaban en un camino, lleno de aventura, donde las ruedas de mi Seat 850 patinaban por  los grandes charcos helados, o se embarraban hasta quedar trabadas por el lodo). 

Ayer tarde volví a recorrer ese camino, decorado por el oro de los chopos, el bronce de las últimas hojas de las viñas y el ocre de los campos recién labrados y sembrados, hasta llegar a La Yesa, el pueblo de la Alta Serranía donde inicié la práctica de mi vocación de sacerdote.

La Yesa fue mi primer pueblo de destino como cura párroco. Con temor y temblor recuerdo que llegué, prácticamente con lo puesto, y una gran bolsa donde portaba mi ropa, mi bolsa de aseo y algunos libros. Bajado del autobús de línea,
me hospedé en la desaparecida pensión de la “Tía Ángeles”, hasta que me llegaran los muebles imprescindibles para habitar la casa abadía: mesa, sillas, cama. La entrada, “oficial” se había realizado unos días antes: el día de la Virgen del Pilar, allá en 1971.

¡Cuánta ilusión, ingenuidad, bisoñez había en mis primeras actuaciones pastorales en ese pueblo, tan entrañable hoy para mí!  Repartía también mis cuidados pastorales en la aldea de la Cuevarruz de Alpuente, en Abejuela en la provincia de Teruel y en Cervera de Arriba y Cervera de Abajo dos aldeas a punto de despoblarse de la provincia de Castellón. Así que era sacerdote a la orden de nada menos que tres obispos. (Con la poca gracia que a mí me hacen, aunque me debo a ellos en respeto y obediencia).


Hacía casi diez años que no me había llagado hasta allí. Aunque por muy poco tiempo, con mis tres amigos,  ayer estuve en La Yesa, ayer recordé mis primeros años de cura, ayer fui feliz. 

Parroquia San Antonio de Padua: Viernes de Oración en San Antonio - Taizé

Parroquia San Antonio de Padua: Viernes de Oración en San Antonio - Taizé: Oración de Taizé - Preparando el Adviento Mañana viernes 18 de noviembre a las 20.30 horas , celebraremos una nueva “oración de T...

miércoles, 16 de noviembre de 2016

En la fiesta del Cristo del Salvador


Un año más, el Cabanyal ha celebrado su fiesta. Por la tarde noche el Cristo del Salvador ha sabido a andar las calles de ese barrio tan cercano al mar. Como siempre, una multitud le acompaña y otra en las aceras lo mira pasar. Es una manifestación de religiosidad popular bastante sobria y austera. No lucen los que procesionan ropas de vesta ni otros atuendos llamativos como se usan en el la Semana Santa. En cierto modo aquí sólo brilla el fervor y la devoción y vale sobre todo el  caminar junto a la imagen robusta y pesada del Cristo crucificado, a manos de hombros de los devotos.  

Poderosamente llama la atención para el que lo ve por primera vez su larga melena de cabellos naturales con los que a veces el viento juega caprichosamente y se enreda con terquedad en la corona de espinas.  Me llena de admiración y ternura contemplar a los devotos cómo se acercan a él, lo miran con orantes ojos y lo acarician  depositando en su cuerpo un beso.

Antes de ayer, domingo, estuve en la fiesta, y acompañé a la imagen del Cristo en la procesion, después de que presidiera la Misa y predicara un sermón sobre el Cristo. Fui feliz recordando recientes tiempos pasados, y viendo a mucha gente querida que también se alegraba de verme. Las fiesta religiosas populares, ¿serán la única ocasión en que la gente viva sentimientos de trascendencia? ¿Será ésta la única manera y el único tiempo de que muchos tengan una experiencia religiosa? Porqué algunos desprecian esos sentimientos por eúpureos, y pintorescos y mágicos, sin considera que contienen también, aunque pueda ser poco, valores puros del evangelio?


 Creo que no es así. Más aun en ciertos modos sencillos de fe, andan escondidos grandes valores. Aquí se dan algunos de los interrogantes sobre la religiosidad popular.

viernes, 11 de noviembre de 2016

En la muerte de Leonard Cohen: "Hinnení, ¡Estoy listo,Señor!"



Hoy me entero de la muerte  de Leonard Cohen, cantautor y poeta, siempre buscando y encontrando a Dios en las letras sublimes de muchas de sus canciones. El premio Nobel de Literatura concedido a Bob Dylan debía haberse  compartido ex equo con este gran poeta también judío, también cantautor que ayer murió.. De entre los dos no sé a quién más admiro. Mi homenaje, como el de tantos hoy, además de una oración, será escuchar su voz profunda, escuchar su música, leer sus poemas.

Hace muy poco, en su último disco casi póstumo cantaba: “He luchado con algunos demonios/ Eran de clase media y domesticados/ No sabía que tenía permiso para asesinar y mutilar/ Tú lo quieres más oscuro / Hinnení/ Estoy listo, Señor'.  


En 1984 ya lo escribió en su poemario “El libro de la Misericordia” (ed. Visor libros): “Toda mi vida está rota en ti,  y toda mi gloria  sucia en ti. No permitas que la chispa de mi alma se apague en la constante tristeza. (…) Enfréntame a los rayos del amor, oh fuente de la luz, o enfréntame a la majestad de tu oscuridad, pero no aquí, donde se olvida la muerte y de nuevo sonríe con descaro”.

Cine en el Simposio de Teología



Acaba de ser clausurado el XVII Simposio de Teología Histórica en la Facultad de Teología de Valencia. Ha sido muy concurrido, y además, con ponencias de mucho interés y de alto nivel. Igualmente, se han leído muchas comunicaciones. Una pequeña novedad que no debe pasarse  por alto y que puede indicar el acertado camino de la buena teología que tiene en cuanta el diálogo fe-cultura y que no olvida lo que hoy es actual: la presencia del cine como elemento cultural y educativo. Aparte de una ponencia de mi amigo Juan Orellana sobre cine y redención, yo he tenido la oportunidad de dirigir una sesión de cinefórum sobre la película “Sacrificio” (1983) de Andrei Tarkovski.

Aunque no pudimos verla completa, dada su prolongada duración (elegí cinco largas secuencias muy definitorias), sí que pude conseguir el objetivo que me propuse: que los espectadores miembros del Simposio, se acercaran a una de las mejores películas religiosas de la historia del cine y  también que conocieran a un autor cinematográfico desconocido para muchos, pero que ha sabido en sus películas mostrar muy bien el terreno de lo sagrado. (Se dice que ver una película de Tarkovski es como vivir una experiencia mística).

Mi satisfacción aún fue mayor cuando uno de los espectadores, muy joven por cierto, se me acercó y me dijo que conocía alguna de las películas de Andrei Tarkovski, y que ese tipo filmesle interesaba y gustaba mucho. ¡La antorcha del mejor cine no se apaga!



viernes, 4 de noviembre de 2016

Carta a mi amigo Jose María sobre las cenizas de los muertos


Contesto, José María, a tu email donde hablas de los conflictos que se pueden crear en este asunto que ha despertado la Iglesia sobre las cenizas y enterramientos de muertos.  Tengo una opinión parecida a la tuya a raíz de ese documento del Vaticano que habla sobre dónde se deben guardar las cenizas de nuestros muertos. A mí me preocupa esa intervención del Vaticano porque incrementa y aumenta ese sentido de exclusión para los que no cumplen los requisitos marcados por la Santa Sede y que pueden hacer que aún más se alejen de la iglesia, es decir del pueblo de Cristo.
Es verdad que algunas veces el depósito de cenizas en ciertos lugares puede convertirse en un gesto vanal, vulgar y por tanto, poco respetuoso.

Yo he visto allá en el Santuario del Rocío, un reguero de  de cenizas funerarias vertidas en las arenas que  rodean el Santuario. Cenizas que han sido pisadas, manchadas por restos de basuras e incluso y con perdón, ensuciadas y mezclada por los orines y deposiciones de los caballos. Igualmente, también le ayuntamiento de Almonte para evitar la polución que pueden provocar las cenizas que se viertan en las aguas de la bella laguna-marisma que rodea el santuario, construyó una especie de altar-depósito- contenedor para verter allí dentro las cenizas de los rocieros muertos, mezclando las unas con otras.  El curioso contenedor está ahora  prácticamente abandonado, sucio y con aspecto de triste de desidia humana, y ruina.



Es lógico que haya que colocar las cenizas en un lugar digno como corresponde al amor de las personas que murieron. Y colocarlas en un lugar sagrado es relativamente fácil porque sagrado no es solamente un cementerio o en un columbario de una iglesia. Es también lugar sagrado, la cima de una montaña, la profundidad del mar, o un rincón oscuro de un bosque donde mana y corre un arroyo. Aunque pueda parecer panteísta hay también hay una hierofanía o manifestación de lo sagrado.

Si hacemos compatibles con estas opciones que son muy respetables y que a veces ponen en evidencia el sentido de redención de la naturaleza que a veces olvidada la misma iglesia, se puede ser un buen cristiano aunque pidas la cremación inquietud restos sean guardados en un lugar seguro y santificados por el amor, por la devoción, por el sentido que en vida le dio al que ahora es sólo polvo y cenizas: polvo enamorado de la montaña a del bosque o el sencillo jardín que le dio la tranquila paz familiar.

Demasiadas exclusiones está fabricando la iglesia católica en ese afán de querer manejar hasta lo más íntimo del creyente.

jueves, 3 de noviembre de 2016

Otra vez noviembre


Magnífico artículo el que sobre la muerte, contemplada desde el punto de vista  del hombre contemporáneo, se ha publicado en “El Pais”. Está escrito por el catedrático de Filosofía Manuel Fraijó. Apareció en el ejemplar del domingo pasado, se titula “Otra vez es noviembre” y os lo recomiendo vivamente.

Aunque no está escrito  desde el punto de vista de un creyente en la Resurrección de Cristo, sino más bien desde una mira laica pero repetuosa, es muy interesante porque muestra distintas maneras de pensamiento humano y cultural sobre la muerte.

Aquí tenéis el enlace.
Día de difuntos: Otra vez es noviembre | Opinión | EL PAÍS

http://elpais.com/elpais/2016/10/31/opinion/1477930046_320391.html

martes, 1 de noviembre de 2016

Otoño en la Serranía



Ayer, lunes, con mis amigos I. y J. salí de la gran ciudad a hacer mi pequeña y obligada excursión de otoño. Fueron unas cuantas horas, como siempre, de admiración y  asombro ante una naturaleza fiel al reloj de las estaciones, que antes de introducirse en el sueño del invierno, se viste de bronce y oro para despedirse del esplendor del verano.

Estuvimos andando y paseando por el angosto valle que el río Turia, tenaz, claro y limpio ha excavado entre los grandes montes de piedra caliza y ocre de la Serranía. Anduvimos paseando desde el desaparecido pueblo de Domeño, hasta la “Puente Alta” del pueblo de Calles. Un auténtico festín para los ojos y un remanso de paz para el espíritu, cuando en medio la umbría de los bosquecillos oíamos el cadencioso rumor del fluir de las aguas. El canto tímido de algún pajarillo armonizaba aún más la sagrada serenidad del momento.


Acabamos después las delicias de esas horas, comiendo en un sencillo y acogedor restaurante de ese bonito y poco conocido pueblo que es Chelva.