Chorizos. Otra vez. Políticos y chorizos. Y van… Y en esta patria mía parece que nadie escarmienta, que nadie se da por aludido. Chorizos en Cataluña. Chorizos en Madrid. Chorizos en Valencia. Chorizos ahora (no, desde hace muchos años) en Andalucía. Toda una franquicia de charcuterías de embutidos rojos montadas por los políticos. No sé qué hubiera pasado en las últimas elecciones si hace tres semanas se hubiera hecho pública la sentencia de los ERE de Andalucía. Por de pronto, los implicados y su partido le echan jeta de acero y cara de hormigón armado.
Tenía dudas, a la hora de participar con mi voto en las últimas elecciones, de la opción que había adoptado. Estoy tranquilo y contento, Porque he visto el panorama y hice lo mejor.
¿Saben los políticos el daño irreparable que están haciendo a los ciudadanos que han puesto su confianza en ellos? Pero también ¿somos conscientes los electores de las mentiras que nos cuentan, de las trampas que realizan, de los chanchullos que montan? ¿Por qué, a pesar de ello, seguimos entrando en ese juego sucio democrático? ¡Salvemos al menos a los políticos incorruptos, honestos, honrados! "Pero, ¿cuando vuelva el Hijo del hombre encontrará algún justo sobre la tierra?»
«Quizás, lo más trágico es que, aun siendo mentira, todo el mundo se lo cree. En política y en la vida podemos ser engañados. Es más, nos pueden manipular sin darnos apenas cuenta. Lo más lamentable es que, aun sabiéndonos en una mentira, no hagamos nada por remediarlo.»
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