Anoche vi la película “El bosque animado” de José Luis Cuerda, como recuerdo y homenaje a este director que, aunque no sea muy brillante, ha hecho un cine que ha llegado a mucha gente. Me parece una película muy fresca, que no ha envejecido nada. Escarba en el onirismo y la ensoñación de la realidad cotidiana. Me gustaría que los directores nuevos españoles supieran alcanzar en sus actuales realizaciones ese nivel de frescura y naturalidad que posee esta película. Nada evasivo: Todo lo contrario: es un filme dotado de una gran delicadeza con muchos trazos que, confundidos tal vez con “la poética ternurista” de su director, lleva un discurso comprometido, serio y ponderado dentro del cine de aquel tiempo de los primeros años de la transición.
“El bosque animado” me parece que es la mejor película de el director al de Albacete.Sus personajes: el bandido Fendetestas (“¡Mecasoensoria!”), el enamorado cojo, el alma en pena y la Santa Compaña, la bruja pueblan una fábula increíble y mágica. Su puesta en escena, sus actores son espléndidos; no recargan ni subrayan muchas de las cosas que se reseñan: las diferencias en las clases sociales, la penuria de la gente del campo, la emigración, la marginación de la mujer, las creencias, los lastres del clero rural, las costumbres y tradiciones religiosas.
Pero mi película preferida en la filmografía de este director es la desternillante “Así en el cielo como en la tierra”. No sé si es por las referencias y el enfoque irónico de la iconografía religiosa y al catecismo que de niños, -muchos de nosotros ahora mayores-, aprendimos. Se nota mucho que José Luis Cuerda fue seminarista y sabe, con muy buen humor -a algunos les parece irreverente-, describirnos el sentido ingenuo de muchas creencias religiosas católicas.
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