La semana pasada recibí el
libro oficial de las fiestas en honor de la Purísima Concepción de la parroquia
de San Francisco y patrona del barrio del Raval de Llíria. Con gran alegría, al
igual que muchos otros vecinos habituales y residentes fuera, yo participaré en
las alegres, bullangueras y devotas fiestas que al final de agosto se montan en
esta parroquia donde viví gran parte de
mi adolescencia y juventud. Por estudiar en un internado severísimo como era
entonces el Seminario, yo acudía a casa de mis padres en las largas vacaciones
de invierno y después durante el verano. El tiempo suficiente para sentirme en
casa en medio de esa parroquia de
gran corazón y aprender a apreciar a sus gentes nobles, cercanas,
familiares.
El Libro de Fiestas de este
año, como otras veces, está soberbiamente editado. Abundan como siempre un buen
número de fotografías de gentes del barrio (en el futuro estos libros de
fiestas serán una gran crónica visual de la historia del pueblo); en él se da relación,
entre muchas cosas más, de los distintos acontecimientos lúdicos, culturales,
sociales y religiosos que tendrán lugar en las fiestas de estos días últimos
del mes de agosto.
Yo naturalmente acudiré a
muchos de ellos, especialmente los de carácter religioso, y podré vivir con
todos mis convecinos la alegría profunda de llenarse de gozo encontrándome con
la gente conocida y celebrando a la Madre común como es la Virgen Purísima.
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