Me gusta mucho el
dibujo que ha publicado Peridis en su viñeta de hoy en el periódico “El País”.
Con sus trazos deliciosos, ligeros y llenos de ternura, el viñetista ha perfilado
a un dios que está en el imaginario popular, que la iconografía clásica siempre
ha reproducido y en el que no creen los incrédulos, seguramente aceptan
también muchos crédulos y no toleran los buenos creyentes. Bautizada por la religión cristiana tradicional, esta
imagen de dios procede del mundo grecorromano, concretamente, de la imagen de
Zeus o Júpiter. Nosotros lo hemos convertido en un amable anciano, con luengas
barbas blancas y rizadas, con el triángulo como aureola y el globo del mundo en
las manos , por encima de la tierra
y sus habitantes y más allá del bien y del mal… (Papá Noel ha copiado de su horonda figura). Las revistas satíricas lo
utilizan constantemente y en el fondo está haciendo una crítica muy certera de
lo que no es dios.
No deja de ser
graciosa y amable, pero lógicamente esta no es la imagen de Dios en la que
creemos los que seguimos los pasos de Jesús de Nazaret. ¿Cuál sería, entonces?:
Pues todas las imágenes que me hagan considerar a Dios como un persona que sale
a mi encuentro y con la que me puedo relacionar, un Tú inasible, inabarcable en
mi inteligencia, pero hospedable en mi corazón, que me ama, me exige, me estimula:
yo lo descubro a través del testimonio de Jesús de Nazaret, que fue el hombre valiente,
bueno y coherente.
Todo lo demás casi
siempre que se dice de Dios, son milongas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario