La tragedia del Open Arms parece una historia interminable… donde nadie quiere intervenir. Hay opiniones distintas y divergentes que llevan a la inacción, ¡como aquellas dos liebres que discutían, hasta que se les echaron encima, si eran galgos o podencos! Salvini ese político cínicamente conservador está diciendo lo que sus otros colegas más progres y con menos riesgos para sus países callan. «…Yo soy un cristiano, pero no soy tonto!» Sospecho que ese señor no sabe realmente lo que son las Bienaventuranzas ni lo tonto que fue Jesús de Nazaret que se jugó el tipo y lo perdió por amor a los más pobres y los más débiles.
Otras voces de gentes guapas, ricas y famosas (Richard Gere, Javier Bardem) se han levantado también estos días en favor de lo más elemental humanitario. Me parecen que sus voces son más reconocibles como cristianas aunque no invoquen ninguna fe. ¡Y hay muchos que les quieren obligar a callar porque su dinero o su poder mediático no les da ningún derecho a hablar. Otra vez los tontos, cuando les señalan las estrellas, miran la mano y el dedo y no al firmamento.
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