“La España de las harcas no tuvo poetas. De Franco han sido y siguen siendo los arzobispos. En este reparto, injusto, desigual y forzoso, del lado de las arcas cayeron los arzobispos y del lado del éxodo, los poetas. Lo cual no es poca cosa”.(…)
“En un poema, no hay posiciones rojas y blancas. No hay más que una causa: la del hombre… y por ahora, la de la miseria del hombre.
El poeta no viene a construir ninguna fortaleza, ni con el hombre rojo, ni con el hombre blanco, ni con las amatistas de obispos, porque con el hombre de cualquier enseña, no se puede construir hoy nada perdurable, ni aquí ni en ninguna latitud.
Yo me miro las manos y no me las veo ni rojas, ni blancas, ni moradas, sino llenas, del barro y del limo de la primera charca del mundo. Creo que me iré limpiando con lágrimas, pero casi no hemos comenzado a llorar… Mi programa, es decir, mi tema poético predilecto que éste: nos salvaremos por el llanto.
Creo en la dialéctica del llanto.
Y aparte el hombre llora al mediodía y en la noche…
Y entre dos luces cuando canta el gallo “
(de “Español del éxodo y del llanto”)
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