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| La procesión del Cristo hace sesenta años |
¡Guau! se acabaron las fiestas del Santísimo Cristo del Salvador. Han salido muy requetebién. Han sido nueve días de intensa labor, preparando toda la infraestructura litúrgica -religiosa, que por fortuna para mí la ejecuta celosamente el sacristán Enriquito, ayudado por otros. Pero son días de tensión en el esmero infinito para que todo salga bien. Han pasado por la parroquia muchos sacerdotes que han presidido las distintas eucaristías y han predicado.
Nueve tardes de tensión en los prolongados actos de la novena: exposición del Santísimo, rezo de estación y rosario. Lectura interminable de intenciones. Ejercicio de la Novena. Bendición con le Santísimo y reserva. Celebración de la eucaristía con sermón. Final gozos. Empezaba a las 18:15, acababa a las 20:00 (¡).Estrés, tensión, ansiedad, pero también, contento y gusto porque todo salió bien, gracias al esfuerzo de mis colaboradores, que no son pocos. En la tarde ultima, ayer domingo, la gran fiesta: solemne misa y después la procesión, concurridísima, no sólo de mirones en las aceras sino acompañando al Cristo del Salvador: una muchedumbre. Después los diecisiete curas que acudieron a la procesión, cenamos juntos una cena sencilla pero apetitosa, regada con los vinos de la Rioja y de la amistad.
Si esto se transforma en conversión de corazón para todos… ha valido la pena.
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