Se llama misericordia. Y es la capacidad de
perdonar lo imperdonable. Es una cualidad que no se adquiere, sino que se
recibe de Dios. Porque Él es el único misericordioso. Sólo Él sabe perdonar. Los humanos llegamos y
andamos un cierto trecho de misericordia pero no podemos rebasar el límite. Él lo pasa con
creces. Tenemos claros ejemplos de esta gran
actitud: aquel samaritano que recoge al herido de cuneta. La
misericordia es el amor al prójimo, pero en bruto. Como lo hizo Jesús.
Jesús que perdona en la Cruz, como algunos hombres y mujeres que han
sido capaces, de enviar a los demás su perdón, antes de morir en el cadalso.
En el catecismo se nos dice que la
misericordia se ejecuta a través de dos tipos
distintos de acciones: las obras de misericordia espirituales y las obras de
misericordia materiales ¡Que gran falta hace
hoy la misericordia!
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