Hoy es Domingo de
Pentecostés, día de la Pascua Granada, la culminación de la Pascua, donde
terminan estos cincuenta días de haber vivido fuertemente la resurrección de
Jesús de Nazaret. Para muchos, pasa, como un domingo más, casi desapercibido y
su vida cristiana casi no se altera en nada. Pero es un hito importante en la vida
de fe, si uno arrumba rutinas diarias t alberga en el corazón una auténtica conversión
que la torne en un coherente seguidor de Jesús.
También la
fiesta de la Virgen del Espíritu, del Rocío del Espíritu, aunque sea, allá en
el sur de Huelva, más propiamente el lunes, mañana. Marca también el final de
la romería en la aldea de Almonte a la que yo he asistido durante muchos,
muchos años. Me acuerdo estos días enormemente de esa ruta de peregrinación y
como todos los que han vivido muchos años esos mismos días, las mismas
tradiciones, los mismos ritos, se me hace presente, hora a hora, qué es lo que
estarán haciendo en este momento mis hermanos, los romeros de la Hermandad de Valencia.
Este año, la lluvia
intensa y pertinaz les ha aguado un poco la fiesta. Pero es difícil haga frío o
calor, llueva o truene, estropear la alegría y la devoción que los rocieros
suelen tener. Ambas cosas son muy compatibles, sin caer en los excesos que
también se cometen y que parece ser la única noticia digna de ser aireada a los
cuatro vientos por los medios de comunicación.