Perdido entre mis
libros y películas, además de atender muy bien mis deberes pastorales de cura
párroco, ando estos días felices de Navidad. No me acuerdo ni de escribir. Pero
sí de todos mis amigos a los que deseo un feliz Año Nuevo. Estoy devorando
lecturas y viendo películas como hacía tiempo que no lo hacía. En cuanto a leer
parezco lo que fui en mi adolescencia: un infatigable e insaciable lector. Casi
salgo a libro leído (y de no pocas páginas) cada tres días. Estoy repescando películas que en su tiempo o se me escaparon o cuya memoria ya no me alcanza...
Así que, amigos, no
me puedo quejar, he abandonado un poco el rollo de las comidas familiares y
amistosas de estos días para encerrarme donde mejor me encuentro: en mi casa. Así
pues os deseo feliz año 2017 con muchas y buenas lecturas y abundantes y entretenidas sesiones
de cine.
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