Evangelizar a los que evangelizan.
Durante ya algunos años la Facultad de Teología de nuestra diócesis de Valencia organiza para los sacerdotes de ésta, un Curso de Formación Permanente para ellos. Con notable éxito y numerosa asistencia algunos de los cursos se han planificado con excelente programación (siempre sobre temas teológicos, pastorales, espirituales que interesan a los presbíteros). Han intentado que el clero se forme, se pertreche de instrumentos pastorales y también se abra a otras preocupaciones y ámbitos religiosos.

Para ello las parroquias, que son las primeras instituciones de vivencia de la fe cristiana tienen que pasar de espacios de mantenimiento rutinario de la fe, a convertirse en instrumentos de una “Nueva Evangelización” como que ya anunciaba el Papa Juan Pablo II”. Ahí es poco
Difícil cuestión, como difícil situación por cuanto la iglesia y su forma de vivir el cristianismo se ha convertido muchas veces una célula enquistada, mirada por los que están fuera de ella con ojos de prejuicios y sospecha. Parece un tren renqueante que nunca llega a tiempo, una máquina sin engrasar que parece sorda a los sonidos nuevos, a la cultura casi alternativa en la que hoy vive en nuestra sociedad.

¿Será por el cansancio propio de la edad, o porque el mostrador donde se ofrece el producto cristiano ya está lleno de polvo y obsoleto o porque los escándalos de la Iglesia están ahogando su propia voz o es porque pintan bastos en nuestra diócesis?
Sin duda, yo también estoy afectado por esta forma de crisis y en verdad no sé cómo puedo salir de ella. ¡Me duele la iglesia!