martes, 12 de marzo de 2019

JONÁS, EL BUZO Y LA BALLENA




Ayer pudimos ver en esas noticias que ponen de relleno en los telediarios y que alivian en cierto modo de la molesta saturación de las cosas de los políticos, más aún en estas fechas de precampaña electoral, cómo una ballena engullía a un submarinista o buzo, cuando ésta rastreaba un banco de sardinas. Así que el cetáceo se tragó en un pispás al deportista y poco después lo deglutió en la playa. La víctima, ya a salvo, dijo que se le hizo todo de noche.

Me ha recordado otros ejemplos que son propios de la literatura e invención humanas. Pinocho, el muñeco de madera que se hospedó en el vientre del gran mamífero y pez y, sobre  todo a Jonás el profeta rebelde que huía de Dios y a quien también un cetáceo se lo tragó y después lo vomitó hasta la playa. 

Hace muchos años tuvo mucho éxito un libro titulado"Y la Biblia tenía razón" cuyos argumentos apologéticos intentaban demostrar que todo lo que se ha escrito en la biblia ocurrió real e históricamente, al pie de la letra. Aquí tendrían ahora una buena prueba. Hoy, claro, esa literalidad ya no la podemos admitir y más cuando sabemos que hay libros bíblicos que son colecciones de poemas, refranes, e incluso novelas (que son preciosas): el libro de Job, Tobías la historia de Noemí… 

Este caso ocurrido ayer me recuerda el libro de Jonás. Una novela antigua escrita en la Biblia que con un gran sentido del humor narra los avatares de aquel pobre hombre que no quería obedecer la llamada de Dios. Huyendo de Él puso pies en polvorosa pero todos los males hasta él llegaron. Incluso discutía con Dios porque éste era demasiado benévolo con los habitantes pecadores y depravados de Nínive. Es un libro breve y muy entretenido, con muchas situaciones humorísticas. Lo voy a releer.

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