jueves, 7 de marzo de 2019

VAN GOGH, A LAS PUERTAS DE LA ETERNIDAD


Van Gogh, vocación y gracia.

«¡Señor, ahora me llevarás a tu Reino!» Son las ultimas palabras  que al parecer, pronunció el pintor holandés Vincent van Gogh, cuando se fue a pintar a Arlés, en el lecho de muerte, después de nueve día de agonía por causa de un disparo de bala en el vientre, inflingido por unos mozalbetes. Siempre creí que el pintor había intentado suicidarse. A su hermano Theo, al que estaba unido por un gran amor fraternal, le pidió que no denunciara a los causantes.
La película «Van Gogh, a las puertas de la eternidad» es la ultima versión de entre las muchas  -«El loco del pelo rojo"," Vincent y Theo","Sueños" de Akira Kurosawa," "Loving Vincent"con pinturas al óleo y animadas" que se han realizado sobre este hombre, que llevó una vida desdichada, incomprendida y hasta hostilizada por sus vecinos. Él buscaba la aceptación de los demás como poder sentarse con los demás para tomar un café.

Pero el peso de la Gracia que los grandes genio han poseen fue una carga excesiva en su vida: lo que los demás vemos como normal, su mirada lo transcendía. Una silla para él no era una silla sino un mensaje de trascendencia. Vivió sumido en medio de una naturaleza con la que, como Jacob con el Ángel de Yaveh, peleó a muerte, sabiendo que esta era una revelación de Dios. 

Todo esto, y más, con un clara lectura religiosa lo podemos contemplar en esta película que además tiene el aliciente de haber sido coescrita por el escritor y guionista Jean-Claude Carriere e  interpretada magistralmente por Willem Dafoe. Recomendada para aquellos a quienes el cine no es sólo una pura diversión

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