lunes, 2 de septiembre de 2019

DE BUDAPEST A BENASQUE

He estado durante una semana cumplida fuera de Valencia. Concretamente, en Budapest y en Benasque (¡) dos lugares bien distintos y dispares que sólo coinciden en la inicial de su nombre. 

Primero, cuatro días en la capital de Hungría que me sorprendió muy gratamente.(Recuerdo cuando estuve por primera vez hace muchos años, una ciudad triste, gris, apuntalada con andamios, como correspondía a una ciudad comunista). Ahora es una bulliciosa urbe con muchos edificios espléndidos y con las orillas del majestuoso Danubio, llenas de soberbios monumentos.
Después, con mis amigos y a mitad semana, cambié de lugar y de ambiente, en pleno corazón del más agreste Pirineo: Benasque. Allí nos atendió en el Hotel Ciria nuestro amigo José María. Dias de bosques y arroyos, cumbres y cielo azul, nubes y tormentas… con el Creador al fondo.

De vuelta a casa, comienza la vida diaria, más tranquila y rutinaria, con tiempo para ponderar mejor lo que he visto, entender lo que ahora veo y valorar en su justa medida lo que hay alrededor. ¿Se puede pedir más?

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