lunes, 1 de abril de 2024

RECUERDO DE EMILI MARÍN

 


Ha mort, Emili Marín. Ahir dia de la Resurrecció del Senyor, es va unir a aquest en la seva victòria contra la mort. Torna a la vida eterna de la qual havia sortit feia 82 anys. A mi m'agradaria que aquestes paraules meves que escric en el seu homenatge, fossin totes escrites en valencià, la llengua que tant estimava i per la qual va lluitar, però jo sóc castellano-parlant i per això prefereixo expressar-me en la meva pròpia llengua materna. Sé que des de dalt, ell m'escussarà.

 

Emilio Marín era alcoyano y estuvo estuvo durante algunos años al servicio de la parroquia de Pedralba y se ganó a todo el pueblo. Allí tenia una casita donde a veces se retiraba descansar de los ajetreos de la ciudad. Él fue para mí uno de esos amigos a los que llamo, agridulces. Tuvimos una relación amistosa constante que nos llenaba de alegría cuando estábamos juntos, aunque a veces nos separábamos un poco cuando nuestros puntos de vista y criterios chocaban. Nos enfadábamos, pero nunca nos ofendíamos. Colaboré con él durante varios años, llevando la página de cine de la revista SAÓ, cuando él la dirigía y en algunas otras  publicaciones, como el libro de homenaje a Ovidi Montllor. Con su humor e ironía, nos hacía reír …y pensar. 

 

Emili Marín fue un hombre de frontera: Como creyente, estuvo siempre en primera línea y en contacto con los que se sentían fuera de la iglesia y mostró a muchos de ellos, que era posible tener fe en Jesucristo y a la vez ser un hombre ilustrado sin renegar de la inteligencia y de la cultura.

 

Yoeso era posible, porque Emili era además de un hombre fe era un hombre de diálogo, que amaba tanto a la Iglesia que le hacía ver también sus claros fallos y defectos y  que sin duda buscaba la reforma de ésta no en los códigos y leyes anquilosadas, sino en las aguas claras del Evangelio de Jesús de Nazaret, el resucitado. Siempre en la frontera, siempre con un buen humor, llevaba con entereza en sus últimos años, la limitación de haber perdido el sentido de la vista. 

 

Yo voy a echar mucho de menos a Emili que ahora estará,  seguro, haciendo reir a Dios.

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