Ayer en Melilla hubo un fuerte terremoto, hoy en Valencia también
otro, aunque éste no ha sido un movimiento sísmico de la tierra, sino político
y por tanto ciudadano y que desmoraliza a la buena conciencia de tantos de nosotros
y derrumba el pundonor de muchos
votantes conservadores. Retraerse y abstenerse en las próximas elecciones será una
reprimida salida para muchos.
Lo que está ocurriendo con el PP de Valencia no tiene nombre, aun cuando se nos muestre en ese circo
mediático que son los medios de comunicación: poco a poco están siendo
desenmascarados los que han arrasado la economía de la Comunidad Valenciana, la
autonomía que siempre ha respirado progreso y bienestar.
Me llena de vergüenza ajena esta corrupción en la que hemos estado
viviendo, y de la que no parece no termina.
Me llena de rabia el que además de descubiertos estos políticos corruptos no sean
después castigados. Me preocupa también
los pingües beneficios que ciertos políticos de izquierda (como buitres en la
carroña) van a intentar sacar del cadáver descompuesto de un partido político
que ha engañado y decepcionado a tantos electores. No se alegrarán porque ha
sido descubiertas sus fechorías, sino porque sus oponentes políticos a quienes
quieren arrebatar el poder, han caído.
¿A quién van a votar ahora los de la derecha?
No hay comentarios:
Publicar un comentario